Yo opino que las oportunidades en nuestros país se pierden de a poco, ya sean estas de estudios u oportunidades laborales; esto nos lleva a un impacto anímico como también económico.

En lo anímico ocasiona desvalorización en el ímpetu humano hacia su superación personal, y en lo económico afecta las posibilidades de cristalizar los sueños, las metas, las ideas, los planes, el emprendimiento, etcétera.

Ecuador de a poco se mal enseña a esto.

Vemos más personas en las calles: niños con hambre; más padres pierden sus empleos; personas circulan en donde paran los carros por los semáforos, con el solo objetivo de vender botellas con agua, o venden fundas con chifles, etcétera; lo cual no representa un ingreso fijo mensual, pero alcanzará para comprar la papa para la sopa del día.

Debo replantearme, por lo tanto, la igualdad de las oportunidades.

Vivir en estados democráticos y de derecho demanda ser más humanitarios, velar bien por todas las naciones que a gritos piden oportunidades, progreso, igualdad, desarrollo, etcétera.(O)

Oswaldo Octavio Ortiz Calle, estudiante de Negocios Internacionales, Durán