El término emoción viene del latín emotio: “movimiento o impulso, aquello que te mueve hacia”, por lo tanto, una emoción siempre traerá consigo una consecuencia positiva o negativa. ¿Qué es más importante para nuestras relaciones laborales, sentimentales o personales: las emociones o el intelecto? Gestionar adecuadamente nuestras emociones permitirá que nuestras relaciones interpersonales en el trabajo, hogar o con nuestras amistades sean más saludables y jueguen estratégicamente para nuestro bienestar.

Cuando veo mi entorno profesional, puedo enumerar a muchas personas en cargos relevantes y no necesariamente fueron los mejores estudiantes. ¿Por qué es importante la inteligencia emocional para prosperar en los trabajos? Existen dos tipos de emociones: positivas y negativas, perturbadoras o tóxicas. Cuando las personas presentan emociones tóxicas se genera un estado que se lo denomina “secuestro por la amígdala”, que toma por completo el cerebro produciendo un estado de emergencia en todo el cuerpo, dejando a la persona expuesta a cometer muchos errores por consecuencia de sus actos, y luego se pregunte: ¿por qué dije eso?, no fue mi intención decirlo, etcétera. Profesionales que toman decisiones importantes en sus trabajos, teniendo un “secuestro por la amígdala”, han obtenido malos resultados y consecuencias graves. Un “secuestro” produce estrés y este origina presión alta, dolor de cabeza... Para desarrollar la inteligencia emocional recomiendan: la autoconciencia, la habilidad para decir lo que sentimos; las emociones llegaron primero que los pensamientos, tomemos conciencia de nuestras emociones y digamos lo que sentimos de manera coherente; usualmente estamos atrapados en nuestros pensamientos, conversamos con alguien y pensamos en todo, menos en la conversación. El siguiente paso es la autorregulación, la habilidad para controlar los impulsos agresivos y evitar conflictos con las personas. Tercero, motivación, una persona motivada es optimista y las situaciones desfavorables las convierte en favorables. Cuarto, la empatía, factor para que las personas no se hagan daño entre sí, significa sentir lo que sienten las otras personas. El último paso es de las relaciones, las emociones son contagiosas y las personas tienen ese poder para transmitir con sus sentimientos, positivismo; la gente positiva hace sentirnos bien con su presencia. Vemos en los trabajos personas que tienen alto coeficiente intelectual y expertas en sus funciones, pero al hacer trabajos en equipo, son opacadas por los que sin tener gran intelecto, tienen alta inteligencia emocional, resuelven y generan mejores resultados para su empresa. Muchos “genios” prefieren trabajar individualmente, no mantienen buenas relaciones, son inestables y se les dificulta solicitar ayuda para solucionar inconvenientes. Un amigo me contó su entrevista de trabajo, en la que experimentó algo distinto a lo habitual, se preparó mucho leyendo conceptos del puesto al que estaba aplicando y cuando llegó el día de la entrevista con la consultora, no le hicieron pruebas técnicas o de conocimientos, le preguntaron sobre sus anteriores experiencias laborales, habilidades de liderazgo, relaciones interpersonales, es decir, de comunicación y asertividad (todas las preguntas apuntaban a la capacidad de iniciativa, empatía, integridad...), y mi amigo eso sí lo ha desarrollado y le dieron el cargo. Las empresas dan más importancia a las habilidades blandas y menos intensidad a las habilidades duras, por las exigencias de trabajar en equipo, es que “es vital para la buena toma de decisiones”. Todo trabajador debe saber manejar, controlar, sus emociones para tener conexión con sus clientes.(O)

Juan Diego Salinas Ochoa, Guayaquil