Es una línea del poema Plegaria Lírica, de José María Egas, año 1919, en la primera posguerra del siglo XX.

En ese escenario con frustraciones y resentimientos profundos estuvo el caldo de cultivo de la demagogia del fascismo y el crecimiento del poder del nazismo, con la adhesión real de las masas, porque Mussolini y Hitler las excitaban para castigar el ayer reciente de las derrotas en la Primera Guerra Mundial. Para eso, los grandes montajes de publicidad y propaganda desde el poder, cuando llegaron a este.

Algunos son sus discípulos en el siglo XXI. Siguen sus prácticas para llegar a las masas, con publicidad y propaganda, además usando todas las herramientas del poder.

En Rusia el comunismo tomó el poder; y, de Lenin el conductor de la Revolución Soviética, se pasa a la dictadura atroz de Stalin.

Y llegó la segunda guerra mundial.

¿Está loco el siglo XXI?
Referirse a problemas de salud mental, al tachar de locura a las actuaciones de gobernantes y políticos, como que ofende a quienes sufren de lo primero, porque en estos no hay maldad, cálculos ni desviadas intenciones.

¿Presidencialismo dominante antítesis de la democracia?
Usualmente lo ha sido con los “...ismos” que se aferran al poder, porque para conservarlo no hay escrúpulo alguno. Los procesos electivos se distorsionan, con formas de fraude, que no siempre son paquetazos de votos, sino también otras decisiones y acciones en el manejo de las elecciones, incluyendo lo de agregar papeletas no electivas para que el poder intervenga agresivamente en los procesos electorales.

Por supuesto, también estará usar todos los espacios y programas de las instituciones del Estado en pro de sus intereses electorales.

“Sueño de perros” –ofendiendo a los mejores amigos del ser humano– se dice de la ingenuidad de los contradictores del poder que creen en procesos electivos susceptibles del intervencionismo de este.

Por eso, desde el poder debe venir el compromiso y la evidencia de no ser antítesis de la democracia.

Y no se trata de minimizar temas

Seguro que lo mejor sería que los ecuatorianos con activos en el exterior –bajo regímenes de paraísos fiscales o fuera de estos– los hagan liquidez susceptible de invertir en el Ecuador, pero eso no pasa por satanizarlos, sino por incentivarlos.

Las experiencias en políticas restrictivas en materia de flujos de ahorro e inversión, por egresos/ingresos de divisas, o sobre carga contributiva, es que de cien mil dólares cuya circulación se trabe, quizás ciento cincuenta mil dejará de ingresar al país que sigue esas políticas, porque será muy difícil que alguien ingrese dinero para invertir si hay el riesgo de que se le haga “pelo y barba” con cargas contributivas o impidiéndole hacer transferencias al exterior, cuando necesite hacerlo.

El propio presidente Correa ha hecho inversión en el exterior, con base en lo recibido de una entidad financiera, para el momento que salga del Gobierno, porque piensa que de poder perseguirlo –a él y a su familia– los adversarios, lo harán.

Igual, respecto de él, sus políticas y su equipo de gobierno, muchos asumen ser perseguidos y/o no se sienten seguros por las siempre cambiantes normativas contra empresas y ciudadanos, a veces con tufo de dedicatoria.

La consulta que se haría para que no puedan ser funcionarios públicos los que tengan activos en paraísos fiscales sería la herramienta financiada con recursos del Estado contra Guillermo Lasso, aun cuando no le impida ser candidato el 2017, porque él no ha ocultado tener inversiones en Panamá.

Infracción fuese que las haya ocultado.

El contrasentido es que se ha legalizado que proveedores y contratistas del Estado –que no declaran bienes ni renta en el Ecuador– hagan negocios usando membretes de paraísos fiscales.

Que son empresas chinas y de otros países, no de ecuatorianos, ha sido la explicación. El nivel de corrupción de algunos que actúan por las primeras no es secreto.

Y no es solo el riesgo de transferencias retributivas a quienes toman decisiones en el Ecuador, sino también la facilitación de prácticas por años prohibidas, como aquello de las normas de antes del actual gobierno en que se prohibía vender petróleo a intermediarios y se condicionaba que el destino final de la carga de petróleo no sea otro que el declarado en la respectiva negociación, normativa que se la desmontó.

Las empresas chinas que dieron anticipos y aun en los casos que tienen adjudicados contratos de venta, pero sin anticipos, en los hechos se reducen a ser intermediarias de ecuatorianos con negocios en paraísos fiscales, que controlan el transporte y los destinos finales del petróleo ecuatoriano, en sus mayores volúmenes, aun por los cinco años siguientes.

Estiércol con ventilador
Así está parte del discurso oficial, primero se habla y a veces como que después se piensa. También hay quienes responden con similar discurso.

Alguna rectificación explícita y, en otros casos, correcciones en las que se trabaja, aun cuando no se admita que hubo exceso en las palabras, sí se han dado. Ojalá sean sinceras. Que no solo sea “retroceder para tomar impulso”.

Lo de la afectación a la autonomía de la Universidad Andina Simón Bolívar y de la Flacso, lo de privar a las universidades particulares de exoneraciones tributarias y arancelarias, lo quieren introducir cuando se está para votación en segundo debate del Código Orgánico de Economía Social del Conocimiento, la Creatividad y la Innovación, conocido como Ingenios, sin que haya estado en el proyecto original de este.

¿Y la economía?
Un desastre. La profundización de la mora del Gobierno y otras entidades del sector público tiene como consecuencia arrastrar a la incapacidad de pago a quienes deben recibir transferencias o acreditación de valores de fuente estatal.

El Estado no reconoce ni paga intereses de mora, si los cobra aun con multas adicionales, con costo total de mora que puede pasar del 4% mensual, a quienes le deben, aun cuando muchos no tienen capacidad de pago porque el Estado los está arrastrando al incumplir sus obligaciones.

De largo se ha excedido un nivel racional y legal –de excluirse la manipulación de cifras– de endeudamiento público. La desocupación, presionada por la pérdida de puestos y fuentes de trabajo, se desborda.

Se insiste: “la dolarización no nos permite realizar una política monetaria” y quieren jugar a esta con “dinero electrónico”. Sin dolarización nos acercaríamos más a Venezuela.

¿Habrá espacio para la sensatez?
¿Qué piensa, lector? (O)

Sueño de perros” –ofendiendo a los mejores amigos del ser humano– se dice de la ingenuidad de los contradictores del poder que creen en procesos electivos susceptibles del intervencionismo de este”.