Qué gusto enterarnos de que la Asociación de Bancos Privados haya decidido poner a disposición del sector productivo un paquete de financiamiento por diez mil millones de dólares, que será parte de un programa total de dieciocho mil millones que la banca privada colocará en el mercado ecuatoriano, con el propósito de reactivar el aparato productivo nacional.

Pero quiero recordarles que en el sector productivo está incluida también la agropecuaria, y no solo como la más antigua actividad productiva ecuatoriana, sino también por su enorme capacidad para generar riqueza y trabajo. Recordemos que las dos terceras partes de la población económicamente activa del Ecuador se desenvuelven y fijan sus expectativas laborales en este sector, y que alrededor del noventa por ciento de los productos para consumo familiar se obtienen justamente de las diversas actividades agroproductivas.

Desgraciadamente la banca en general mantiene a la agropecuaria como una actividad de alto riesgo y esto no es verdad; lo único cierto es que los préstamos para agropecuaria se han manejado con los mismos términos y condiciones que para las actividades comerciales, industriales o de servicios, y esto es un craso error, como explicaremos a continuación:

–En agricultura y ganadería la materia prima está constituida por seres vivos y en ellos las respuestas son fisiológicas, por tanto evolutivas, misceláneas, cíclicas y cambiantes. Es decir que el resultado de una acción se manifiesta por etapas y se necesita tiempo para que se muestre en su totalidad.

–En la industria y el comercio se trabaja con materia inerte, donde las respuestas son mecánicas y por tanto inmediatas.

–En la industria, la capacidad de generación de ingresos depende de la “capacidad instalada”, es decir, de componentes físicos y mecánicos cuyas respuestas serán siempre iguales, y que solo pueden variar en proporción directa a cualquier alteración de la capacidad instalada.

–En agropecuaria se mide el “potencial de producción”, en donde solo podemos acomodar el entorno y las condiciones necesarias para que el ser vivo en cuestión pueda mostrarse y desarrollarse. Debido a que las manifestaciones son fisiológicas, las respuestas se inician en niveles mínimos que luego van incrementándose hasta alcanzar su máximo potencial, situación que ocurre normalmente después de varios ciclos consecutivos.

–En agropecuaria, la materia prima genera el producto final por un proceso biológico; así las plantaciones, que son la materia prima de la agricultura, generan los frutos, flores, hojas, tallos y raíces como producto final. En el ganado, que se constituye como la materia prima de las actividades pecuarias, todo el producto final que se utiliza es generado por su propia actividad fisiológica.

–Muy diferente la actividad industrial, donde la materia prima es transformada en producto final por medios exógenos a su esencia.

Por lo detallado, el verdadero riesgo para el financiamiento del sector agropecuario es manejar los préstamos sin el conocimiento de sus características intrínsecas. Si la producción en este sector tiene una orientación incremental, es decir de menos a más, entonces es necesario que las tablas de amortización que determinan el flujo y la frecuencia de los pagos tengan una disposición paralela, acorde con la conformación de los ingresos de la actividad por financiar; pero las entidades financieras públicas y privadas hacen exactamente lo contrario.

En el libro Normativas sobre operaciones de la Corporación Financiera Nacional, en el numeral 17.- Dividendos, literal a) Para Crédito Directo para Desarrollo, y subliterales i - ii, se especifica el uso de solo dos tablas de amortización: “tabla alemana o de dividendos decrecientes” o “tabla francesa o de dividendos iguales”. Las dos tablas generan un flujo de obligaciones contrario a las características incrementales de la producción agropecuaria, lo cual provoca un déficit sostenido durante por lo menos los tres primeros años.

Este es un claro ejemplo de que las inadecuadas políticas de financiamiento provocaron que los préstamos agropecuarios cayeran constantemente en incapacidad de pago, y que más por desconocimiento que mala intención promovieran el calificativo de “alto riesgo”.

Pero todas estas particularidades propias del funcionamiento y estructura de las actividades agropecuarias y que son conocidas por los profesionales en el ramo, no pueden ser detectadas por los expertos en economía porque no es parte de su competencia profesional; por eso insistimos en la necesidad de que la banca privada y estatal incorpore a sus grupos de trabajo a profesionales agropecuarios que, formando equipo con los peritos en ciencias económicas puedan calificar, evaluar y desarrollar proyectos viables, permitiendo que los productores finalmente puedan en verdad beneficiarse de estos préstamos, a la vez que la banca obtenga una mejor recuperación de sus capitales, oportunamente y con mayor seguridad. (O)

El verdadero riesgo para el financiamiento del sector agropecuario es manejar los préstamos sin el conocimiento de sus características intrínsecas.