Comencé a conocer al obispo Cándido Rada en la pequeña oficina en la que se inició el Secretariado de la Conferencia Episcopal, en 1959-1960. Fui descubriendo que el primer obispo de Guaranda había asumido en su rica personalidad dos elementos de la sabiduría. 1º de la sabiduría humana (china): “Es más importante dar el anzuelo que el pescado”; y 2º de la sabiduría divina: “Quien no quiera trabajar que no coma” (Pablo a los tesalonicenses). Rada, que de cándido no tenía un pelo, enseñaba y actuaba partiendo, como Cristo, del conocimiento de la realidad: miró a ecuatorianos pobres con ganas de ganarse la vida con el fruto de su trabajo; pobres que, por no tener acceso a los bancos, debían caer en manos de chulqueros. Estos sí recibían dinero de los bancos.

La pobreza de campesinos, especialmente indígenas, tenía otras causas, además de la de los usureros: la explotación de terratenientes, de comerciantes, ausencia del Estado, mala alimentación, vivienda insalubre, monocultivos, tierras escasas, erosionadas, sin riego; causas todas anidadas en la ignorancia. En este tiempo, cuando ecuatorianos pobres sobrevivían en esta realidad, en 1967, Paulo VI motivó y motiva el desarrollo de los pueblos con su encíclica Populorum progressio, Desarrollo de los pueblos. Paulo VI pidió a los gobiernos del mundo reducir los gastos en la compra de armas… y destinar los recursos ahorrados a la constitución de fondos para el “desarrollo de los pueblos”. La encíclica guio a Rada y lo sostuvo en su decisión: con el auspicio de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana en 1970, en unión con personas a las que dolía la pobreza de esos ecuatorianos, constituyó un fondo para el desarrollo. Puso al fondo el nombre de la encíclica Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio. El fondo otorga préstamos a las familias y comunidades campesinas, indígenas y afroecuatorianas. Previamente, el FEPP acompaña, asiste técnicamente, capacita. Personalidades como Rada son capaces de soñar y de crecer desde lo pequeño. El fondo nació con 2.000 dólares, que salesianos y salesianas le regalaron en el 25º aniversario de ordenación episcopal.

Rada murió en 1995; vive en su obra, inspirada en Jesús, el Buen Samaritano, como signo de que el mundo puede ser más humano si es orientado por amor y justicia. Posteriormente se ha constituido el Grupo Social FEPP, formado por 18 unidades operativas, presentes en 22 provincias del Ecuador. Sirve a 150.000 familias rurales y urbano-marginales.

El fondo original de crédito se transformó en 1998 en Cooperativa de ahorro y crédito con el nombre Desarrollo de los Pueblos. Después de servir 15 años y medio como cooperativa, se ha transformado en banCODESARROLLO, con 105 millones de activo. Su capacidad económica es reducida en comparación con la de los grandes bancos. Quiere ser siempre un banco, que pague más por los ahorros y cobre menos por los préstamos; un banco que invierta en humanidad; un banco con y para los pobres; banco que financie la producción y creación de fuentes de trabajo.

El FEPP vivirá y crecerá mientras cultive el espíritu del Buen Samaritano. (O)