Tras cuernos, palos, decía mi abuela; así tenemos que decir los ancianos que pertenecemos al Ispol (Instituto de Seguridad de la Policía). Ahora resulta que al cumplir 65 años ya no somos sujetos de crédito porque, según los técnicos, en cualquier rato nos morimos y se quedan sin cobrar lo prestado. Naturalmente, unos no tienen la urgencia de hacer préstamos, pues gozan de jugosos sueldos, no así los pensionistas que por sus bajos sueldos se ven en la necesidad de solicitar un préstamo para cubrir desfases que se nos presentan, por la insignificancia que recibimos.

Tanto temen que no les vamos a pagar. No se inventen tanta traba. Hace tiempo escuché al señor presidente que iba a intervenir el Ispol y regular las diferencias abismales entre cúpula y tropa, pero parece que quedó en nada. (O)

Flavio Aguirre Herrera, vía a Daule