El historiador inglés Stuart Laycok, en su libro All the Countries We’ve Ever Invaded: And the Few We Never Got Round To, ha analizado la historia militar de Inglaterra y Gran Bretaña y llega a la conclusión de que de los 200 países que hay en el mundo solo 22 no han sido invadidos por tropas británicas o enviados de ellos. Fueron un gran imperio. El hecho de vivir en islas seguramente ejerció la enorme atracción del mar y la exploración de sus límites sin límites, a la vez que los mantenía relativamente “aislados” de los demás.

Hoy las “invasiones” en Europa vienen de la mano del hambre, la guerra, las persecuciones políticas y religiosas sufridas por millones de seres humanos.

En las votaciones que acaban de marcar un antes y un después para la Unión Europea y plantean un desafío para el mismo Reino Unido (Escocia e Irlanda desean un referéndum para elegir o no su independencia, ya que ellas votaron mayoritariamente por ser parte de la UE), varios hechos son importantes.

Las personas mayores acudieron a votar masivamente. Los jóvenes no fueron en la cantidad que se esperaba. En el siglo XV ya lo decía Jorge Manrique: “Cualquier tiempo pasado fue mejor”. El deseo de recuperar seguridades, mantener conquistas sociales y políticas puede inmovilizar a una sociedad frente a la perspectiva de tener que asimilar cultural, económica, social, religiosamente a miles de refugiados considerados además un peligro frente a la amenaza del terrorismo, presente y difuso, oculto y a la vez manifiesto. Quizás el resultado de la votación sea un triunfo camuflado de los movimientos terroristas. Divide y vencerás.

En el mundo actual no existen más las fronteras, internet las está borrando. La comunicación en tiempo real nos acerca a ser ciudadanos del mundo. Aunque los políticos se esmeren en poner barreras. De diferentes tipos. Físicas como la construcción de muros, o la promesa de construirlos si ganan las elecciones. Salvaguardias en relación con los productos, pero aspirando a tratados de libre comercio. Controles en la comunicación, para que pensemos y estemos informados de lo correcto según el poder de turno. Barreras religiosas para que pensemos y creamos los que algunos que se consideran portavoces de Dios nos dicen en su nombre.

Para los seres humanos lo peor es ser considerado un estorbo, un paria, un peligro. Cada vez más hay millones de seres humanos que no tienen cabida en la sociedad.

La vida es un tejido de diferencias y las diferencias son la garantía de la eficacia y la belleza. Hará falta inventar nuevas ideologías, nuevos referentes que calcen con las nuevas realidades y no sean una mala copia de experiencias fracasadas a las que ni siquiera se le inventa un nuevo nombre, sino que solo se las recicla con algún adjetivo. Tenemos que reinventar el mundo en el que vivimos y estamos condenados a hacerlo juntos, el inglés con el americano, el pakistaní, el hindú y el ecuatoriano. Los empresarios con los obreros, los políticos con los funcionarios, los pobres, los académicos. Todas las relaciones económicas deben revisarse. Tendremos que reinventar nuestra vida en esta tierra, pequeña esfera girando en la inmensidad del cosmos, en ella cada uno debe tener su lugar necesario e irremplazable. Otra humanidad está naciendo. En medio del caos imperante estamos en el punto de no retorno. Querer volver atrás es condenarse al abismo. Nos adaptamos, con los costos que supone, o desaparecemos. Esa parece ser la ley de la vida. (O)