Como es de dominio público en Venezuela la gente se muere de hambre, hay escasez de todo, principalmente alimentos, medicinas, diversidad de productos de uso común y fuentes de trabajo; la delincuencia, criminalidad, el saqueo son el pan de cada día. El área económica registra la inflación más alta del mundo. La libertad es una utopía, no hay asidero para la prensa independiente y la libre expresión para la ciudadanía.

De los derechos humanos ni qué hablar, las cárceles están llenas de los que se atrevieron a disentir y a levantar su puño en contra del que se cree dueño de la verdad y se considera iluminado y elegido por su antecesor, para la continuidad de la deslumbrante revolución bolivariana; sin importar el precio que haya que pagar. Es característico de seres autoritarios y dominantes no dar su brazo a torcer, no aceptan sugerencias y ante las observaciones de los errores que están cometiendo con su política de conducción, arremeten en contra de sus opositores con un lenguaje agresivo, como el que aconteció entre Nicolás Maduro y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, respecto a la carta democrática según el artículo 20. ¡Dios salve a Venezuela! (O)

José Castillo Celi,
Guayaquil