El papa Francisco afirmó: Muchos de los matrimonios celebrados como sacramento no son válidos. Francisco, fiel a Dios y al hombre, peregrino en un mundo cambiante, convocó a un sínodo para estudiar con sus hermanos obispos cómo ser fiel en el servicio a la familia. 1) La realidad humana ha cambiado: La estabilidad psicológica es, por muchos incentivos, menor que en épocas pasadas. Se entienden y aceptan con más dificultad compromisos por tiempo indefinido. 2) Dios nos hace saber su plan de salvación: a) Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre (Mateo 19,3); b) El matrimonio es signo de la alianza indisoluble entre Cristo y la Iglesia (Efesios 5,32).

Dios afirma la indisolubilidad de matrimonios sacramentales reales; no de los aparentes.

Dios salva por medio de la humanidad de su Hijo; por medio de lo humano. Escogió la realidad humana agua para comunicar su vida en el bautizo. En el pan y el vino se hizo nuestro alimento y compañero de camino. Escogió el amor conyugal para ahondar su vida en los esposos y constituirse garante. No hay bautizo sin agua; no hay eucaristía sin pan y vino. No hay sacramento de matrimonio sin el amor de los esposos, expresado en una fórmula, como la siguiente, que recoge los elementos fundamentales de la alianza conyugal. “Yo xx me entrego a ti como esposo (a). Te recibo como mi esposo (a). Prometo amarte en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, serte fiel todos los días de mi vida hasta que la muerte nos separe”. Si expresamente y de antemano se excluyen del consentimiento: conciencia, libertad, exclusividad, irrevocabilidad, no hay amor calificado que sirva para comunicar la vida de Dios. No hay sacramento.

Hay numerosos matrimonios que no tienen el lazo sacramental indisoluble. Pueden tener otros lazos humanos, como la atención a los hijos.

3) ¿Cómo probar que el matrimonio, en lo eclesial, es solo aparente?

Se requería un proceso largo y difícil, especialmente para los socialmente pequeños y alejados. Francisco en documentos Mitis Judex, Mitis et misericors Jesus, de acuerdo con las sugerencias del sínodo de obispos, facilita el proceso de esclarecimiento de la nulidad de algunos matrimonios: Matrimonios inválidos por falta de -conocimiento de derechos y obligaciones conyugales; por falta de -libertad y por -impedimentos de edad, parentesco, etcétera. La facilidad establecida por el papa Francisco consiste en que el estudio y sentencias pueden realizarse en las diócesis, en una sola instancia. El obispo puede sin tribunal juzgar casos de nulidad evidente. Además, “excepción hecha de la justa y digna retribución de los empleados de los tribunales, el procedimiento ha de ser gratuito”. Existirá, si se desea, la posibilidad de apelar al Tribunal de la Rota Romana”.

Urgente tarea de la comunidad. Francisco ha hecho su tarea. Toca a los obispos, párrocos, religiosas y laicos comenzar (¡!) o ahondar la catequesis prematrimonial (comenzada en Quito después del concilio). Catequesis que se suponía la ofrecían los padres de familia. Sin ella se seguirán celebrando sacramentos matrimoniales nulos. (O)