Nuestro invitado
Andrés Quishpe *

“Queridos jóvenes, en un año más ya no estaré aquí. El país debe descansar de mí y, sinceramente, yo debo descansar del país”. Fueron las palabras finales de Rafael Correa Delgado, presidente de la República del Ecuador, en su último informe a la nación. ¿Pero, cuál es el propósito de nombrar varias veces a los jóvenes en su discurso? ¿Puede responder la juventud, gracias querido presidente?

Encuestas realizadas por la firma Cedatos, a mayo del 2016, señalan que la gestión del Gobierno cayó del 51% en mayo del 2015 a 35% a mayo del 2016. Un 58% de ecuatorianos desaprueba la gestión del presidente, mientras que un 69% considera que el país “va por mal camino”. De igual forma, la credibilidad habría registrado un descenso gradual; en el 2014 el 50% de la población le creía al presidente, para el 2015 descendió al 43%, y en el transcurso de este año se ubicaría en el 29%. A esto hay que sumar que el movimiento oficialista, Alianza PAIS, tendría un 24% de agrado en la población y la intención de voto en favor de Correa alcanzaría un 28%. Más allá de estas cifras, es fácil colegir que el correísmo está en su peor momento político.

Proyecciones del INEC señalan que los jóvenes, comprendidos entre 18 y 26 años, serán aproximadamente 2’700.000 para el 2017. Todos tendrán derecho al voto en el proceso electoral a desarrollarse en ese año; el voto de aquellos es decisivo, y esto lo sabe el correísmo. Las palabras del primer mandatario en la parte final de su discurso tienen como propósito buscar recuperar la simpatía de la juventud, sector que es testigo fiel de sus aciertos y errores en estos 9 años de mandato.

Las mismas encuestas muestran que un 74,4% de jóvenes entre 18 y 24 años no creen en el presidente, más del 52% entre 18 y 29 años no están conformes con el Gobierno y casi en igual porcentaje creen que la situación económica va a empeorar, mientras que un 35% de jóvenes entre 18 y 29 años creen que el desempleo es el principal problema del país. Si un reto tiene la juventud, en este momento político electoral que se apresta a vivir el Ecuador, es expresar que es más que un voto.

¿Cuál es la realidad de las y los “queridos jóvenes”? El informe del Banco Mundial, denominado “Ninis en Ecuador” y que cuenta con la colaboración del INEC, señala que en América Latina existen 20 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, son los denominados ninis. En el caso de nuestro país, alrededor de 900 mil jóvenes –entre 15 y 19 años– ni tienen acceso a los estudios de colegio o de universidad ni acceden al empleo. Establece que 1 de cada 5 jóvenes en el Ecuador no despliega actividades de trabajo ni estudio. En este sector de jóvenes las cifras son elevadas y se registra una tendencia creciente: en el 2010 los jóvenes sin acceso a trabajo o estudios eran 640 mil; en 2013 crecieron a 720 mil; en 2015 se elevaron a 852 mil; y en 2016 son 900 mil. El informe establece además los sectores más afectados respecto al acceso al estudio y trabajo, y son las mujeres jóvenes las que representan un 72%, estableciendo que la principal causa para que las mujeres no continúen con sus estudios u obtengan un empleo es el embarazo adolescente. El segundo medidor es el de las condiciones económicas, en el que se determina que el 60% de jóvenes ninis viven en condiciones de pobreza.

Este estudio desmiente la afirmación recurrente del régimen respecto a la reducción de las brechas de desigualdad. En el caso específico de la juventud, los problemas tienden a agravarse y no precisamente porque no existan políticas públicas; al contrario, las que existen no han permitido garantizar derechos básicos como la educación de forma ininterrumpida y al trabajo de manera permanente. Por citar un ejemplo, el Sistema Nacional de Nivelación y Admisión ha dejado fuera de la universidad a medio millón de bachilleres, quienes no lograron pasar las pruebas de ingreso. Mientras, solo en el 2014 se inscribieron más de 400.000 estudiantes en universidades públicas y cofinanciadas. De ese universo, el 26% abandonó su carrera en los primeros semestres, según la misma Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).

Los datos presentados en el estudio señalado tienen como corte de análisis el último trimestre del 2015, con proyección al presente año. Permitiendo afirmar que el desarrollo de la crisis económica en el país, la aplicación de varias políticas y leyes por parte del Gobierno generarán mayores consecuencias que agravarán aún más la situación de la juventud, lo cual hace muy difícil que esta pudiese responder con un ¡gracias, querido presidente! Pues tampoco podemos olvidar que fue su gobierno el que nos negó el derecho a decidir en temas como el Yasuní, Ley Orgánica para la Promoción del Trabajo Juvenil, enmiendas constitucionales, elección de carrera universitaria, derechos sexuales y reproductivos, o la represión a nuestros compañeros del Mejía y el Montúfar.

* Presidente Nacional de la FEUE. (O)

Proyecciones del INEC señalan que los jóvenes, comprendidos entre 18 y 26 años, serán aproximadamente 2’700.000 para el 2017. Todos tendrán derecho al voto en el proceso electoral a desarrollarse en ese año; el voto de aquellos es decisivo, y esto lo sabe el correísmo.