Siempre es gratificante, para mí, concurrir a las reuniones que programa el Grupo de Desarrollo Rural, pues recibo documentadamente información relevante, a la que siguen foros de análisis y, a veces, de confrontación, de manera que tengo acceso a realidades desconocidas, que son observadas desde diferentes ángulos y explicadas no solamente desde la teoría sino, fundamentalmente, desde la vivencia y la experiencia.

Recientemente, en mayo, don Jamie Jenkins hizo una exposición sobre los resultados de una alianza público privada como modelo de gestión para desarrollar el Plan de mejora competitiva de maíz amarillo, para que los pequeños productores también tengan acceso a semillas de alto rendimiento y tecnología que se utilizan en las fincas más grandes.

El objetivo del denominado Plan Semillas, en el que participaron el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca, varias empresas y pequeños agricultores, fue incrementar la productividad de las parcelas de estos, reducir los costos unitarios de producción garantizando disponibilidad, acceso y uso tecnificado de semillas certificadas, mejoradas en calidad.

Se facilitaron y pusieron en marcha varias acciones: al Magap le correspondió definir y armar paquetes tecnológicos, dar asistencia técnica, crédito y seguro agrícola, coordinando con las empresas y los productores; a los agricultores, la siembra, cultivo y cosecha con la aplicación del kit con la asistencia técnica pertinente; y, a las empresas, integradas en el plan, ofertar, vender y distribuir los kits, facilitar la obtención del crédito, el seguro agrícola y la asistencia técnica, comprar toda la cosecha y retener de los pagos lo correspondiente para cancelar los créditos.

Estas acciones mancomunadas permitieron que 75.000 pequeños productores de arroz y maíz mejoraran su productividad, que aumentara en un 64% el rendimiento en arroz y 94% en maíz, con lo que se redujo considerablemente la importación de esta última gramínea.

También se redujo un 15% el costo de la producción de arroz y un 28% la de maíz; y, se aumentó en un 137% el uso de la semilla de arroz, certificada por Iniap, por parte de pequeños productores arroceros.

Como resultados generales favorables puede destacarse que se facilitaron más ingresos para muchos pequeños productores y sus familias, se generaron nuevas relaciones de mutuo beneficio entre el sector privado y el pequeño productor, se juntaron actores que no estaban en capacidad de lograr sus objetivos solos; se aprovechó la infraestructura del sector privado, lo que genera ahorros y eficiencia al Estado; y se penetró en un nuevo segmento de mercado para las semillas de alto rendimiento.

Por supuesto, también se hicieron importantes recomendaciones para mejorar el Plan Semillas hasta optimizarlo, pues el beneficio aparece equitativo tanto para el sector privado como para el público.

Todo esto me induce a confirmar que la coordinación adecuada, en que prime el sincero interés del beneficio común y no el exclusivo de una de las partes, es un gran camino hacia la superación y el bienestar.

Ojalá aprendamos de la lección expuesta. ¿Lo lograremos? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)