Como ocurre con todas las enfermedades crónicas, el paciente con enfermedad de Parkinson tiende a experimentar fluctuaciones en su estado clínico. Unos días está más lento, otros días está más ágil. A veces tiembla, a veces no. Lo mismo sucede con su estado anímico. Todos los signos y síntomas se exacerban en situaciones de estrés. Puede ser tal la carga emocional, que el paciente podría llegar a presentar periodos de “congelamiento” en la deambulación. Cada paciente tiene una historia y una evolución diferentes. Bien solemos decir en medicina que cada paciente es una enfermedad distinta.

En una dolencia de este tipo: degenerativa, crónica, progresiva, irreversible y sin tratamiento curativo, el soporte humano del médico y de la sociedad en general son esenciales. Cuando los pacientes intercambian sus experiencias entre ellos, el proceso implica liberarse de cierta carga emocional que siempre permitirá un aprendizaje mutuo. La comunicación fluida es capaz de generar vínculos entrañables que permiten el reciclaje y la autoayuda mutuos.

Hace un año, un grupo de amigos, dedicados a diferentes oficios y no necesariamente médicos, nos reunimos con la finalidad de iniciar una labor de apoyo para los pacientes con párkinson. El lazo que nos une es el deseo de ayudar, cada uno desde su trinchera de trabajo. Así nació el grupo de apoyo y amigos Yo fluyo con Parkinson. El nombre y el diseño, creados dentro de casa, aluden al agua como principal vehículo de fluidez y relajación, ambas características necesarias para un movimiento armónico.

Hasta el momento hemos realizado dos convocatorias públicas. La primera incluyó yogaterapia, musicoterapia, estimulación cognitiva y nutrición. La segunda, realizada en abril pasado, estuvo dedicada al arteterapia. Cuarenta pacientes participaron activamente en una tarea de pintura dirigida por un profesor y asistida personalmente por estudiantes de medicina voluntarios.

Una labor gratificante. Al final de la jornada, nuestros artistas expusieron sus obras para que fueran admiradas por los asistentes. Quedó una entrañable memoria de la jornada. Esperamos que haya muchas más. Con amor, alegría y buena voluntad es posible aligerar la carga de una dolencia crónica. Los grupos de apoyo han demostrado ser vitales en el manejo de muchas enfermedades incurables.

Hace pocos días nos enteramos de la inesperada partida de uno de nuestros recientes artistas. El día del encuentro, Leonidas estuvo feliz con su obra de arte. La cámara capturó esos momentos de alegría compartidos con su familia. Ahora, ha quedado en nosotros el agradable recuerdo y una honda satisfacción por lo vivido. Cuidar el lado humano de la medicina debe ser un imperativo en la formación de los nuevos médicos y en la prestación de los servicios de salud en general.

Así que la noticia de que Ecuador será sede de la sexta escuela panamericana de la Sociedad de Movimientos Anormales nos ha alegrado inmensamente. Está dirigida a neurólogos jóvenes y se llevará a cabo en Quito, el próximo noviembre. Será, sin duda, una excelente oportunidad para compartir experiencias entre profesores y alumnos de habla hispana, bajo la dirección de una sociedad médica de renombre mundial. ¡Bien por Ecuador!(O)