El día miércoles 1 de junio celebramos una vez más el Día Mundial de la Niñez, establecido por las Naciones Unidas.

Los niños merecen todos los homenajes posibles, son criaturas sorprendentes que alegran la vida de padres, abuelos, tíos en una familia.

La risa de un niño puede cambiar el ánimo y devolver el impulso para seguir luchando…

La mirada sorprendida del niño que descubre el mundo es una maravilla inolvidable…

Ver crecer y desarrollarse bien a los pequeños en el hogar es como un premio para sus padres, que quisieran ser tan incansables como ellos.

Los niños son capaces de adaptarse a las circunstancias de la vida y darnos ejemplo de fortaleza en situaciones extremas, como la del terremoto reciente… Ellos reaniman a sus familiares… Por ellos se levanta la familia…

Es inagotable lo que puede expresarse sobre la belleza y misterio de estos seres en desarrollo. Sin duda, son tan especiales que Jesús dijo que debemos ser como los niños para entrar en el reino de los cielos.

Por eso, porque son especiales, se ha determinado un día para ellos en el año. ¿Con qué objetivo?

¿Organizarles festejos en instituciones, hospitales, escuelas, orfanatos, etcétera?

¿Una oportunidad más para darles regalos?

¿Será eso todo o también podría ser una ocasión para tomar conciencia de su realidad en el planeta?

¿Qué ocurre con los millones de criaturas en crecimiento que son el futuro de la humanidad?

¿Tienen todos las condiciones necesarias para alcanzar una madurez exitosa?

¿Cuántos viven en situaciones infrahumanas, con desnutrición, enfermedades, acoso o violencia intrafamiliar?

¿Cuántos son víctimas del tráfico de órganos, de la prostitución?

¿Y cuántos están implicados ya en drogas o en pandillas o son reclutados para la guerrilla y el terrorismo?

Estadísticas hay y siempre son fuertes. Preferiríamos no conocerlas para vivir tranquilos.

Es injusto, es inhumano que tantos pequeños tengan que vivir de esa manera. Es muy doloroso y causa indignación y rebeldía.

Definitivamente habrá cientos de miles de niños que no podrán recibir el homenaje que las instituciones o personas de buena voluntad realizan en este día.

Pero al menos debemos tomar conciencia de su dolor, de su miseria, de los crímenes que se cometen contra ellos y solidarizarnos… colaborar con alguna institución que trabaje por rescatarlos, hacer algo por las necesidades extremas de un solo niño… protestar por ellos, defenderlos, cuidarlos…

Los gobiernos deberían tener como prioridad a los niños en todos los países, porque ellos son los más importantes. Descuidarlos es poner en riesgo el futuro y el progreso que tanto persiguen. Se necesitan programas y acciones decididas para salvarlos del abandono que los hunde. Valor para defenderlos, apoyar a las familias, orientarlas, formarlas y generar condiciones sociales favorables para su desarrollo.

No podemos cambiar la realidad con una varita mágica, ni con un artículo de opinión… No es posible… Algo podemos hacer para aliviar el sufrimiento de millones de niños que necesitan protección contra la maldad del mundo. (O)