Adelante, compañeros, vengan y aplaudan todo, aplaudan la parafernalia y los adornos florales, cantemos “saber que se puede, querer que se pueda/ quitarse los miedos sacarlos de afuera/ pintarse la cara color esperanza (¿será el verde?)/ tentar al futuro con el corazón”, aplaudan a Gabriela cuando se equivoque y se llame presidenta de la República, qué dulce y altiva ella, qué descaro haber mencionado que es la “maestra de la fanfarronada sonora”, aclamen cuando el mandatario hable de la “década ganada” y griten ¡nooooo! cuando diga que el país debe descansar de él y él del país, eso jamás, y claro, sigan aplaudiendo cuando se refiera al tema de las herencias y plusvalías, tantas mentiras que se dijeron, eso a nadie le va a afectar, y naturalmente celebremos cuando exhiba datos y estadísticas de este país de fantasía; vamos, Ecuador, eres el jaguar de América Latina, ejemplo y envidia de propios y extraños, ¡alerta, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina!

Aplaudan más duro cuando el presidente haga el signo del corazón con las manos, eso significa que nos quiere y digamos ¡ohhh! cuando exprese que es el Gobierno que más ahorrado en la historia del país, que sin un buen ahorro no puede existir una buena inversión, aplaudan sonoramente cuando exprese que el régimen ha logrado bajar la pobreza “multidimensional” en 16,5 puntos, aplaudan a Gabriela otra vez, al vicepresidente, a los asambleístas, a todos quienes están presentes en este momento, vaya que entra suave la nostalgia, ¿será que sea la última vez que copemos este lugar?, aquí todos en el salón del pleno de la Asamblea Nacional teniendo como testigo silencioso el hermoso mural de Guayasamín, vitoreen cuando el segundo mandatario hable de la Refinería del Pacífico en El Aromo y exprese que esa refinería está cambiando la historia del país para siempre, y yo añado por siempre; caramba, me estoy quebrando, cómo pasa el tiempo, pensar que hace ocho años ahí estábamos, comandante, ahí estabas, vivito y coleando con tu preclara inteligencia, y claro, me acuerdo cuando tú, compañero Hugo, proclamabas que “en esta misma tierra, bajo este mismo cielo, aquí volveremos en cinco años a inaugurar el proyecto petroquímico más grande del Pacífico” y recuerdo también que todos aplaudíamos emocionados, como ahora, borrachos de tanta felicidad derramada entre los “hermanos planetarios”.

Nada de desfallecer, señores, las palmas dispuestas cuando el supremo mandatario proponga el pacto ético y señale que hay que rechazar a todos los candidatos que tengan sus capitales en paraísos fiscales, no se me duerman, señores, que todavía falta, sigamos disfrutando de tan ardoroso y combativo informe, como debe ser, aplaudan cuando haga énfasis que en promedio el Ecuador es uno de los países menos endeudados de América Latina, ¿China? ¡shhhhh!, vamos, sigamos con los aplausos, que no terminen nunca, que sean eternos, que sean estruendosos, que se oigan hasta el cielo, que los escuche Nebot, que los sufra Lasso, opositores de tercera que no se percatan de que el promedio de crecimiento del PIB fue del 3,9% mientras que en la región fue del 2,9% y no solo eso, sino que la matrícula escolar de la población más vulnerable se incrementó notoriamente, aplaudan, aplaudamos con pasión que estamos haciendo historia, que ya somos leyenda, que somos más, muchísimos más y siempre lo seremos. Eternamente.

Vamos, vamos que falta poco, yo sé que todos estamos un poco cansados, pero sigamos aplaudiendo a rabiar, no hay mejor forma de demostrar nuestra gratitud a quien ha hecho posible que ganemos esta década, qué lindas carreteras, qué buenas escuelas, qué estupendos hospitales, “tentar al futuro con el corazón”, vamos, cantemos todos y ahora lentamente vamos saliendo, salgamos ahorita. Cuidado nos quedamos sin el sanduchito. (O)