Un n querido primo, domiciliado en el exterior, me reenvió un mensaje que me pareció digno de ser expuesto para conocimiento general, porque considero que se trata de una historia personal que puede ser emulada, para satisfacción y contento de quienes la imiten y se beneficien con su realización.

Se trata del plan de vida de un amigo suyo, que siempre ha sido considerado admirable, avanzado en la tercera edad y que ha decidido diseñar y recorrer uno de tantos caminos posibles, evidenciando, por supuesto, su gran fe en Dios.

Este es su plan de vida actual, donde establece sus principales actividades por orden de prioridad:

-Compartir y disfrutar intensamente la vida que nos quede con mi señora, teniendo como meta ganar el paraíso. Una de las formas es viajando y en particular visitando? a nuestros hijos y nietos que viven en el exterior. -Ser un buen padre y abuelo y, dentro de mis posibilidades, dejarles una huella de valores y conductas. Lo mismo para mis familiares. Ayudarlos emocional y materialmente. Idealmente, ser una bendición para ellos y fuente de alegría y sabiduría. Todo esto depende de la mano de Dios. -Enriquecer la vida con mis amigos y ayudarlos en lo que necesiten y sea posible de mi parte y quieran ellos. -Ayudar al prójimo, por lo que soy voluntario en la Pastoral de la Salud; pero podría tener una agenda más ocupada. Confieso que no soy generoso en este punto. -Realizar contribuciones de beneficencia. -Desarrollar alguna actividad profesional para mantener mi salud mental y física. A este efecto soy director externo de dos laboratorios. Integro el Consejo de Administración de una cooperativa que es una ONG y no somos remunerados. Soy presidente del directorio de una importante empresa multinacional. Me fui de una fundación porque tuve un fuerte desencuentro sobre la forma como se estaba manejando un legado muy importante que ella había recibido. Es más, me pareció muy incorrecto. -Mantener entretenimientos culturales y deportivos. Tenemos el abono lírico desde hace años. Vamos seguido al teatro y a conferencias. Estoy aprendiendo el idioma. Leo muy fluidamente libros en internet, que me apasionan. Corremos rallys con nuestro coche en algunos de los tours. Soy consciente de que en la medida que pasen los próximos años tendré que aflojar esta agenda. Agradezco a Dios que me permite entender que a esta altura de la vida no es importante el hacer, tener o demostrar, sino el ser. Ocupación nada fácil y por la que pido ayuda a Dios…

¡Vaya lección de vida, desafío de emulación!

Me parece una admirable forma de envejecer, realizando actividades beneficiosas para otras personas y al mismo tiempo produciendo frutos de satisfacción, que generan estímulos para el bienestar ajeno y personal.

¿Debemos diseñar y realizar un plan de vida otoñal, sin encerrarnos en nosotros mismos, frente al televisor o a la computadora, cuando hay tanta buena obra por crear o desarrollar? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)