El desbordamiento del río Damas, en la parroquia Alluriquín, de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, ha dejado cuatro muertos, cuatro desaparecidos y alrededor de 300 damnificados, según lo confirmó la Secretaría de Gestión de Riesgos. Además 20 viviendas fueron arrasadas por los escombros que llevaban las aguas del río Damas. La parroquia Alluriquín quedó totalmente inundada.

Este hecho nos pone frente a la posibilidad de que los desastres sean simultáneos o sucesivos y a la necesidad de estar preparados en todos los rincones del país, para saber actuar adecuadamente.

No basta que en las capitales provinciales haya oficinas de la Secretaría de Gestión de Riesgos, lo cual es positivo pero insuficiente; es necesario que la población, toda la población, esté preparada para afrontar los riesgos.

Quizás la tarea de educación a nivel nacional y global sobre el tema deba ser la primera responsabilidad de la Secretaría de Gestión de Riesgos y la ciudadanía debe ser motivada para sumarse a la preparación que podría salvar vidas. (O)