La respuesta ha sido inmediata. Jóvenes, adultos, adultos mayores, individuos, empresas, organizaciones de la sociedad civil, municipios y la comunidad internacional se han movilizado para ayudar a las víctimas del terremoto. Sin embargo, no todos tienen claro hacia dónde y cómo canalizar su ayuda y no se conoce bien dónde conseguir esa información. Por otro lado, no se sabe si se podrá aprovechar todo lo que se dona, por ejemplo, si hay facilidades para preparar alimentos, si no las hay; se deben enviar conservas, galletas, leche, lo que no necesite preparación. Es momento de utilizar los medios de comunicación para ofrecer clara y directamente esta información.

Es cierto que la mayoría de los ecuatorianos han respondido positivamente, pero no han faltado los que han aprovechado la oportunidad para sus fines, incluso hay datos de que se han apropiado de vituallas que se iban a entregar para que llegaran a los damnificados. Resulta difícil creer algo así pero, si se da, hay que evitar que se repita y habrá que organizar una manera de brindar seguridad a quienes realizan el transporte. En este momento, el reto es organización. (O)