En estos días se habla mucho de la flexibilidad laboral, según unos, como una forma de detener el crecimiento del desempleo y, según otros, como una manera de ampliar la oferta de empleo. Históricamente, nació en un momento de estancamiento de la producción, alto desempleo e inflación.

Es un tema muy amplio porque abarca diversos aspectos que se relacionan con la duración de la jornada de trabajo, con los salarios y otros ámbitos de las relaciones laborales, y que incluye la capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias económicas, sociales y tecnológicas.

Hay opiniones a favor y opiniones en contra de este cambio en la normativa, pero en todo caso, para que cumpla con el objetivo de ampliar la oferta laboral o detener el crecimiento del desempleo, haría falta que el sector productivo se reactive. Ninguna reforma laboral dará resultado si no se eliminan los obstáculos para la inversión y el desarrollo productivo y no se garantiza la seguridad jurídica. (O)