En estos días los ecuatorianos hemos vivido el atropello del poder de turno, sin que las autoridades políticas y morales capitalinas se pronuncien sobre dónde quedó el llamado al diálogo y al respeto.

Hemos escuchado gritos de prepotencia contra instituciones como las Fuerzas Armadas, por el simple hecho de haberse manifestado en defensa de su institucionalidad.

Viene a mi memoria familiar el nombre del general Francisco Javier Salazar Arboleda, un militar íntegro de vocación patriota. Su valía moral e intelectual lo llevaron a ser uno de los protagonistas del movimiento de Restauración, cuando liberales y conservadores se unieron contra el despotismo del presidente Veintemilla.

Sus ideas y su actuar le hicieron merecedor del título de “Regenerador de la Milicia Ecuatoriana”.

Simplemente imagino qué pasaría si el monumento suyo que está en la Plaza de la Recoleta cobrara vida hoy, ¿permitiría que el soberano de la división siembre la cizaña casa adentro o que se trate de “engreídos”, “mediocres” o auxiliares de la Policía Nacional, a la institución que él dirigió con tanta dignidad?

En fin, el patrimonio humano de las FF.AA. merece respeto y la historia nos enseña que el curso de los acontecimientos puede ser reorientado por hombres y mujeres: protagonistas de la libertad y unidad nacional que asumen con valor su responsabilidad.

La libertad de los pueblos no se conquista de una vez para siempre, es don y tarea que cada generación debe saber custodiar. (O)

Isabel María Salazar, Quito