En estas semanas ha sido acusado de plagio uno de los candidatos más opcionados para llegar a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales del Perú, primero por sus tesis de maestría y doctorado, y luego por copiar y publicar como propio un libro ya editado por un profesor del país vecino.

Esta acusación se ha visto agravada por el hecho de que el candidato en cuestión es el fundador del consorcio universitario más grande del Perú.

¿Podría empeorar su situación? Sí. Con escasos argumentos en sus defensas, y la mirada del país en este problema, un asesor de campaña decidió publicar un video en redes sociales con el título Piénselo bien. En el audiovisual se va descubriendo la imagen de Martin Luther King, mientras la locución explica que el premio nobel plagió su tesis de doctorado, sermones y discursos, para terminar concluyendo que plagiar es grave, pero la vida de un ser humano no se reduce a eso, intentando establecer una forzada comparación entre el líder afroamericano y el candidato peruano.

La gente rechazó el video y su situación ahora se ha complicado. Además de frentear las acusaciones vigentes, debe responder a las comunidades negras y parte importante de la sociedad que han reprochado tal uso de la imagen de Luther King.

Este intento desafortunado me hace traer a la discusión el tema de la comunicación en las campañas políticas.

En el 2017 tendremos nuestras elecciones y ya desde distintos frentes se han comenzando a montar andamiajes para posicionar a los posibles candidatos.

En esta carrera, que puede tornarse desesperada y confrontacional, hay que tomarse muy en serio la responsabilidad de emitir mensajes, no solo con el fin de lograr los propios objetivos, sino por el impacto que tendrán en la construcción social.

La comunicación aguanta todo. A través de imágenes y argumentos bien articulados se puede construir o justificar casi cualquier interpretación de la realidad. Se puede agrupar y dividir a la gente para hacerlas pelear, como también se les puede sensibilizar y movilizar hacia acciones solidarias.

La historia nos ha enseñado cómo la comunicación ha sido fundamental para que ciertos líderes puedan conducir apropiadamente el destino de sus pueblos y también hemos visto cómo los han destruido.

De la misma manera que podemos vender de forma atractiva o graciosa caramelos en mal estado que luego enfermen a la gente, podemos exhibir creativos mensajes políticos que después pueden generar daños considerables para la convivencia.

Hoy con la globalización y el fácil acceso a la tecnología, el desarrollo de mensajes de comunicación masiva puede estar en manos de casi cualquier persona. Eso es muy positivo en el contexto de la libertad de expresión, sin embargo, también puede ser un riesgo en el momento de demandar la construcción de mensajes con fines políticos. Riesgoso, como en el caso del candidato peruano, donde él salió perjudicado, pero más riesgoso si la que termina afectada es la gente.

Ahora que los posibles candidatos están trabajando en sus planes y programas, sería loable que por el bien de su proyecto, pero sobre todo de la sociedad, se enfoquen en el desarrollo de una comunicación política socialmente responsable. (O)