El cadáver de la periodista mexicana Anabel Flores Salazar, secuestrada el lunes en Veracruz, fue encontrado el martes en una carretera del distrito de Puebla. Era reportera de noticias policiales para el periódico El Sol de Orizaba, tenía 32 años y dos hijos, uno de 4 años y otro recién nacido. La investigación del caso es apoyada por la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión.

Desde el año 2000, en México han sido asesinados 90 reporteros y 17 se consideran desaparecidos.

El caso de Anabel Flores enluta al periodismo en todos los rincones de la Tierra. Es una víctima más del ejercicio de una profesión mal comprendida y de permanente peligro, pues el oficio de contar lo que ocurre y lo que se oculta a la ciudadanía y que es de su interés, tiene muchos enemigos. Sin embargo, los profesionales del periodismo asumen que su tarea es un compromiso con quienes esperan de ellos información confiable, la que consiguen a veces corriendo riesgos, pero sabiendo también que en muchas ocasiones su trabajo permite tomar decisiones que favorecen y defienden a los pueblos y sus bienes. Ejercer el periodismo plenamente permite a los seres humanos ejercer su derecho a la libertad de información, aunque a veces, como en el caso de Anabel, el precio sea la vida. (O)