Cuando el presidente de Turquía que visitaba el país como parte de su gira por Sudamérica daba una conferencia en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), algunos ecuatorianos protestaron por su presencia. La fuerza de seguridad turca los expulsó por la fuerza del lugar y los dispersó usando gas pimienta.

El ministro del Interior dijo, entonces, que de acuerdo con la Ley sobre inmunidades, privilegios y franquicias diplomáticas, se procedió a retirarles el pasaporte y entregarlos a la Cancillería con el parte policial. Más tarde, el canciller anunció que había enviado una enérgica carta a la Embajada turca protestando por el atropello y expresó su rechazo a quienes insultaron al visitante y a la seguridad turca.

La presencia del mandatario en el país tiene el propósito de reforzar las relaciones comerciales y de cooperación y de ampliar la influencia de Turquía en la región.

Sin embargo, el hecho al que nos referimos, que quizás no sorprenda en su país, no es un buen comienzo y es indispensable que la Cancillería haga un especial seguimiento al desarrollo de las relaciones y deje clara la necesidad de respetarnos mutuamente. (O)