Un apreciado médico chileno preocupado por la situación económica ecuatoriana –aquí viven sus queridos hijos– me envió un artículo del Mercurio, de Santiago, titulado ‘En Ecuador, el ‘milagro económico’ se derrumba como castillo de naipes’. Fue previamente publicado por La Nación, de Buenos Aires.

Su autora, Paula Markous, reitera las causas del derrumbe, apuntadas por muchos entendidos, que no son del Gobierno. Las resume así: “La caída del precio del petróleo y la apreciación del dólar han evidenciado la vulnerabilidad de un modelo basado en el gasto público y que relegó al sector privado”. Ella recoge lo dicho por el presidente; y, lo que él se niega a aceptar: un modelo de gasto público que despreció el aporte que pudo y puede dar el sector privado. Especialmente en este “cambio de época”, para denominar de alguna manera a algo “que académicamente no es crisis”, según el presidente.

Un castillo de naipes es una construcción con dificultades en su proceso y altamente frágil ya completada. La comparación del modelo económico de la revolución ciudadana con un “castillo de naipes”, lleva a pensar que en su imposición se apostó al éxito con grandes posibilidades de fracaso; y, claro, podía derrumbarse y se derrumbó.

Miles de ecuatorianos han perdido su trabajo (se dice casi 100 mil) y otros miles agradecerían el conservarlo. Todos absortos, luego de la gran cantidad de dinero que manejó el Gobierno en su proyecto de política económica. “…Hoy la calle está en calma, pero el ambiente social es tenso…”, observa la periodista y, tiene razón, de acuerdo con comentarios que recibí directamente o por los medios.

Lo cierto es que el Gobierno debe hacer algo para sintonizar con la angustia de las mayorías, que según una encuesta están conscientes de la cruda realidad. Solamente desde Carondelet se la niega, aunque en esas alturas se ve una nube de gran “estrés” ante la imposibilidad de mantener el modelo sin más endeudamiento externo y sin ofrecer a los prestamistas al menos el 17,5% de interés, como estimó el exministro de Finanzas Jorge Gallardo en una entrevista sobre propuestas para salir de la crisis.

Es que habiendo concluido la bonanza petrolera, el incremento de la actividad productiva y el consumo se han frenado. La disminución de la recaudación del IVA y otros tributos confirman la afectación de la economía en su conjunto. Por ello tiene mucho sentido la propuesta del exministro Gallardo para reactivar la economía y defender los puestos de trabajo, la que resumo:

1. Disminuir el IVA al 10% por 2 años; y, el 20% del ICE a la producción nacional. Eliminar impuesto a la salida de divisas y anticipos de impuestos.

2. Eliminar el subsidio a los combustibles ($ 800 millones), que compensaría la disminución de la carga tributaria, sin afectar ingresos fiscales. Mantener el subsidio del gas para los más vulnerables.

3. Obtener –sobre un plan económico coherente– el aval de organismos internacionales de crédito, para lograr préstamos con bajo interés. Para fortalecer la balanza de pagos y restaurar la liquidez. Bajaría el riesgo país (1.558 puntos), se podrían colocar bonos soberanos y reestructurar deudas externas.

El presidente debería pronunciarse sobre esta realidad, sobriamente, con claridad y pronto. Que defienda los puestos de trabajo. (O)