Hace unas semanas tuve la oportunidad de ver la película Spotlight, que ha recibido muy buenas críticas a todo nivel, y que incluso se encuentra nominada a los premios Óscar en diferentes categorías.

La trama de la película, basada en una historia de la vida real, se centra en la llegada del periodista Marty Baron, como editor en jefe del Boston Globe, y su inmediata preocupación por una columna de opinión que se refería a denuncias de abusos sexuales a menores de edad por parte de sacerdotes de la Iglesia católica de Boston.

Baron recomienda a la unidad de investigación del diario, denominada Spotlight (la más antigua de Estados Unidos), que tome el caso y lo investigue.

Las actuaciones magistrales de Michael Keaton, como Walter Robinson (jefe de Spotlight), Liev Schreiber como Marty Baron, Mark Ruffalo como Michael Rezendes (reportero) y Stanley Tucci como Mitchel Garabedian (abogado de las víctimas), entre otros, nos permiten introducirnos en el mundo del periodismo, con sus frustraciones, presiones, temores, obstáculos y satisfacciones.

En estos tiempos en que el periodismo independiente y especialmente el de investigación es “podado” cuidadosamente por los comedidos jardineros de las COM, debo reconocer que este tipo de películas son un cable a tierra para recordar lo que como sociedad alguna vez tuvimos, y luchar por recuperarlo.

Para quienes han vivido la mayoría de su vida, o de su adultez, escuchando que los periodistas son “bestias salvajes”, que la comunicación es un servicio público; que la prensa es corrupta, que “miente, miente, no deja de mentir” y que es la culpable de todos los males de la patria, desde la hoguera bárbara hasta el feriado bancario, sepan que, en el mundo real, la prensa es una herramienta ciudadana para escudriñar al poder y para denunciar sus abusos. Para ser “la voz de los que no tienen voz”.

Spotlight ha publicado muchas otras investigaciones de gran impacto social, ganadoras de premios, y especialmente, sobre actuaciones de instituciones públicas estatales.

http://www.bostonglobe.com/news/special-reports/investigations/reporters-bios

¿Se imaginan Spotlight operando en el Ecuador?

Mientras la película avanzaba, yo contrastaba las actuaciones del equipo de investigación con nuestra realidad.

Solicitudes de acceso a la información denegadas. Acciones judiciales rechazadas. Solicitudes de entrevista rechazadas o en el mejor de los casos “... mande preguntas por escrito…”.

Y luego de publicado el reportaje, cadenas nacionales desmintiendo a la “prensa corrupta”, solicitud de rectificación, con título y diagramación propia, denuncia ante la Supercom e inmediata sanción con mensaje de autocensura, para evitar la multa económica por reincidencia.

Spotlight es un homenaje al periodismo de investigación independiente y profesional, en tiempos en que las redes sociales parecen tomar el lugar de la prensa tradicional.

Es un recordatorio de que, más allá de la tecnología, indispensable en estos tiempos, siempre necesitaremos valientes reporteros que “coman calle” buscando la verdad, preguntando, incomodando al poder, en todas sus formas, a nombre de una sociedad que, por encima de su cultura y costumbres, siempre clama por el respeto a los derechos humanos, por el correcto uso de los fondos públicos y por la satisfacción de sus necesidades. (O)