Diciembre lo tenemos encima, en ese mes nos sentimos más sensibles y no sabemos por qué, solo oímos una canción navideña o vemos a un niño pidiendo caridad, y nos dan remordimiento, ganas de llorar; andamos alegres por las fiestas y comidas, y al mismo tiempo nos ponemos tristes o “depre” (depresivos).

Diciembre no es triste, es felicidad porque Jesús vino al mundo para darnos todo su amor. La depresión que puede la persona sentir en el interior es porque espiritualmente le faltaría conocer el amor de Dios.(O)

Victoria Jiménez,
Playas