El papa Francisco en el 50º aniversario del sínodo episcopal recordó la identidad de la Iglesia, trazada por el Concilio Vaticano con palabras e imágenes bíblicas. La Iglesia (santa y pecadora) peregrina en la tierra entre las luces de la vida de Cristo, de la que participa, y las sombras de sus limitaciones humanas. La Iglesia en su peregrinar tiene que limpiarse permanentemente del yoísmo, ese polvo radical, distorsionador especialmente del poder y de la riqueza. Paulo VI actualizó el sínodo episcopal para ayudar a la Iglesia a peregrinar de acuerdo a su identidad, es decir, como comunidad.

Francisco en el aniversario de la institución del sínodo episcopal:

- Recuerda y actualiza los rasgos de la identidad dada por Cristo a la Iglesia con palabras e imágenes.

- Descubre las siguientes tareas de renovación, para que la Iglesia realice mejor el plan de Cristo; tarea de todos los fieles, guiados por el Espíritu de Cristo:

Primera.– Cada uno de los bautizados, cualquiera sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es (debe ser) un agente evangelizador. Sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados, donde el resto del pueblo fiel sea solo receptivo de sus acciones.

Segunda.– La totalidad de estos fieles, por tener la unción del Espíritu Santo (Juan 2,20 y 27), no puede equivocarse en la fe.

Tercera.– El Espíritu de Cristo unge, ilumina y sostiene a pastores y fieles, para que caminemos juntos. “El Espíritu da no solo a los pastores, sino también a los fieles su olfato para encontrar nuevos caminos, que el Señor abre a la Iglesia”. Por esta unción la totalidad de los creyentes no puede equivocarse en la fe.

Cuarta.– El Espíritu Santo impide separar rígidamente entre los miembros de la Iglesia que enseñan y los miembros que aprenden. El clericalismo ha disminuido, pero sigue vivo en numerosos clérigos y laicos. Algunos clérigos pretendemos tener la primera y última palabra. Algunos laicos miran la Iglesia como extraños y jueces. Unos y otros se alejan de la enseñanza de Jesús. San Juan Crisóstomo en el siglo IV afirmó: “Iglesia y sínodo son sinónimos”, porque Iglesia es comunidad de los bautizados en camino.

El papa Francisco señala en una imagen el lugar de los caminantes en esta comunidad. La Iglesia –dice– “es como una pirámide invertida, en la que la cima se encuentra por debajo de la base. La cima es el Colegio apostólico, en el que el papa, sucesor de Pedro, es la roca, que confirma a sus hermanos en la fe (Lucas 22,32). Por eso quienes ejercen autoridad se llaman “ministros” “Cada obispo es para la porción de la grey que le ha sido confiada el “vicario de Jesús, quien en la última cena lavó los pies de los apóstoles (Juan 13,1-15)”. Desde esta perspectiva, el papa es siervo de los siervos de Dios. “Para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad del servicio”. A clérigos y laicos nos queda un largo camino por andar. (O)