El daño más grande a Guayas en toda su historia se dio en el 2007 durante el primer año de gobierno de la “revolución”: el cercenamiento de nuestro territorio provincial y parte del de la Ruta del Spondylus (donde se encuentran varias de las mejores playas de la Costa) para crear, vía decreto firmado por Rafael Correa, la nueva provincia de Santa Elena; a través del cual fuimos despojados de nuestra hermosa península. Eso no se decidió en consulta popular al pueblo.

No podemos olvidar, guayaquileños y guayasenses, que cierto político encabezó una caravana con peninsulares hacia Quito, para rodear el Congreso y que diputados traicionaran con su voto no solamente a Guayaquil sino a Guayas. Se produjo además la agresión a nuestra gloriosa bandera (símbolo de la de Octubre de 1820, que flameó victoriosa en laderas del Pichincha el 24 de Mayo de 1822), que fue quemada, pisoteada y restregada por las impúdicas partes del cuerpo de un tipo descalificado moral. Como consecuencia de esas actitudes vandálicas se hizo la promesa de que se construiría en El Salitral (a la entrada de la ciudad, viniendo por la vía a la costa) el gran “monumento a la traición”, con los nombres impresos de todos los diputados que votaron en contra de Guayas y a favor de la provincialización de Santa Elena; como testimonio de la ingratitud y la traición. Espero el cumplimiento de la promesa. (O)

Antonio Layana Gómez, licenciado, Guayaquil