Hoy se realizan las elecciones presidenciales en Argentina. Los votantes eligen en segunda vuelta entre un candidato del partido en el poder, Daniel Scioli, y Mauricio Macri, candidato opositor. El resultado de la primera vuelta fue sorpresivo, pues todo indicaba que Scioli sería el vencedor y algunos apostaban a que ganaría en la primera votación.
En los últimos días de campaña se ha recurrido a las más diversas formas de búsqueda de votos: desde el trabajo puerta a puerta, pasando por la utilización de una frase del papa, hasta anunciar que la bolsa subió el 12% desde que se piensa que podría ganar la oposición. Lo cierto es que parece que a los sufragantes, más que por posiciones ideológicas, les interesa elegir al que creen que les garantiza mayor respeto por principios constitucionales y una separación efectiva de poderes.
Si los augurios de las encuestas se cumplen y gana Macri, se producirá un reacondicionamiento de las fuerzas políticas argentinas que podría influir en otros países de la región, cuyos gobiernos tienen la misma tendencia. Cuarenta millones de votantes decidirán el futuro inmediato de la Argentina y sus relaciones internacionales. (O)