La respuesta es un rotundo sí. Basta leer la Constitución (CPE) para entender que hacerse Distrito Metropolitano es lo administrativamente deseable para la ciudad más grande del país. Me paso a explicar: según los artículos 240, 242 y 247 de la CPE, los municipios que cuenten con más del 7% de la población (Guayaquil cumple con este requisito) podrán conformarse bajo la forma de un Distrito Metropolitano, que será un régimen especial con facultades legislativas. Realmente el alcance de estas disposiciones es inédito en la era republicana, ya que solo la Asamblea Nacional tenía la capacidad de dictar leyes. Al permitirse que los Distritos Metropolitanos (DM) puedan dictar ordenanzas distritales con fuerza de ley, se está llenando de contenido el hecho de vivir dentro de un Estado unitario regional, en donde los gobiernos intermedios gozan de autonomía política. En este sentido, el estatuto de autonomía que pudiera dictar el Distrito Metropolitano de Guayaquil permitiría que se blindaran las competencias exclusivas de las que goza actualmente el Municipio y todas las que le puedan ser aplicables de los gobiernos provinciales y regionales. Y este blindaje contra el centralismo es imperioso, ya que solo como muestra de la intromisión inconstitucional centralista, podemos mencionar como ejemplos la negativa (no consumada) de la instalación del monumento en el Malecón Simón Bolívar del expresidente León Febres-Cordero por parte del Instituto de Patrimonio Cultural; la burda asunción por parte del Gobierno central de la competencia de cedulación dentro del cantón, en abierto desacato al convenio de transferencia de competencias suscrito entre el Municipio de Guayaquil y el gobierno del expresidente Alfredo Palacio; o, la pretendida regulación de usos de suelo a través de una ley que ya ha sido aprobada en primer debate.

Ahora bien, además de todas estas ventajas legislativas, dentro de un DM se podrán establecer regímenes descentralizados en diversos sectores de la ciudad con plena capacidad de regulación, gestión y control. Los trámites en los últimos años en el Municipio de Guayaquil han crecido de tal forma que centralizar todas sus aprobaciones en un solo lugar no es lo recomendable para una administración local moderna. Adicionalmente a esta extraordinaria posibilidad de seguir mejorando la prestación de servicios públicos por la vía de la aplicación real del principio de subsidiariedad, la disposición transitoria cuarta del Cootad permite que las regiones (o los cantones que se transformen en Distritos Metropolitanos) puedan recibir durante diez años, a más de los recursos que por ley les correspondan, transferencias adicionales por las nuevas inversiones que se realicen en la región (o DM). Pero no solo eso, sino que además, según la disposición transitoria décimo sexta de este Código, los ingresos que se recauden por los impuestos a la renta sobre herencias, legados y donaciones; a la propiedad de los vehículos motorizados; y, a los consumos especiales sobre vehículos, aviones, avionetas y helicópteros, excepto aquellos destinados al transporte comercial de pasajeros, carga y servicios; motos acuáticas, cuadrones, yates y barcos de recreo, se transferirán a cada una de las regiones o DM en la parte que les corresponda, pudiendo estos solicitar al Servicio de Rentas Internas se les transfiera su administración, además que tendrán sobre estos tributos todas las facultades y deberes que el Código Tributario y más leyes de la República establecen a la administración tributaria.

Como ha quedado demostrado, considero que es imprescindible que Guayaquil avance en este camino, más aún cuando por la baja del precio del petróleo es posible que para el 2016 se dejen de percibir más de treinta millones de dólares, según una última información brindada por el alcalde Nebot.

¿Será que ha llegado el momento de poner la pica en Flandes y avanzar hacia el proceso irreversible de convertirnos en un Distrito Metropolitano? Yo pienso que sí, y ¿usted? (O)

Al permitirse que los Distritos Metropolitanos (DM) puedan dictar ordenanzas distritales con fuerza de ley, se está llenando de contenido el hecho de vivir dentro de un Estado unitario regional, en donde los gobiernos intermedios gozan de autonomía política.