Quienes en Guayaquil estamos acostumbrados a mirar el caudaloso Guayas y el horizonte infinito, entendemos la importancia de la navegación para el comercio internacional, base fundamental de toda economía abierta que depende de la exportación de sus productos para generar la riqueza que permite cubrir el financiamiento de las compras de importación que satisfacen las necesidades del sector productivo y de su población. De ahí la importancia de la modernización de los canales de navegación y de los puertos para acoger los buques de mayor calado como los gigantescos Post-Panamax, denominados así en honor a la construcción del nuevo Canal de Panamá que una vez que entre en operación permitirá a estos buques transportar hasta 9.962 contenedores de 20 pies de la costa del Pacífico al Atlántico y viceversa. Con este nuevo canal, Panamá aumentará su riqueza y ampliará su importancia como puerto logístico.

Grato y al mismo tiempo melancólico conocer el arribo del buque Post-Panamax CMA CGM Ganges en su viaje de inauguración luego de recorrer puertos de China, Corea del Sur, Japón, México y Colombia, trayendo 2.800 contenedores teus, de 20 pies, aprovechando que la profundidad de apenas 9,75 m permite su navegación en pleamar con carga de hasta 3.500 contendores. Como soñar no cuesta nada, en su momento creímos que se haría realidad la recomendación de los expertos de ampliar y profundizar el canal de navegación del Puerto Marítimo de Guayaquil, incluyendo el sector de Las Rocas, con la intención de emular al importante puerto logístico y zona franca industrial y comercial de Montevideo, que además de facilidades portuarias y comerciales incluye industrias de ensamblaje de máquinas y equipos de firmas multinacionales destinadas al consumo de ciudadanos de Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay. El sueño de modernizar el canal de navegación empezó a desmoronarse cuando sin entender la importancia de su mantenimiento, el Gobierno de Alianza PAIS retiró de las cuentas de la Fundación Dragado de Guayaquil, el dinero del Fondo para Dragado que desde su fundación reservaba la Autoridad Portuaria tomando un porcentaje del valor de los ingresos por uso del canal que pagan todas las naves que lo utilizan. Los brillantes ministros tomaron más de US$ 20 millones, los transfirieron a las cuentas del Erario Nacional y cerraron la Fundación que se había conformado para transparentar la contratación de las empresas extranjeras que tienen la experiencia y los buques, equipos de avanzada tecnología, ingenieros navales y personal experimentado especializado en brindar servicios de dragado de fondos de todas las conformaciones. Igual que los Fondos para Contingencias del país, reservados por la dependencia de los ingresos fiscales del país del precio internacional del petróleo, los fondos fueron usados en otros propósitos y no para aquellos que técnicamente se habían destinado.

Lo cierto es que hasta la fecha no se ha realizado la profundización del canal de navegación del Puerto Marítimo ni el mantenimiento preventivo a realizarse cada cinco años, labor sustituida por mantenimiento rutinario usando la draga que fue adquirida para ese propósito el año 2005 con crédito del Gobierno español. Es penoso que el desconocimiento haya llevado al Gobierno a preferir invertir $ 1.200 millones en un preproyecto, porque no se realizó, como El Aromo en Manabí, y por razones políticas privar a Guayaquil de constituirse en un Puerto Logístico Post-Panamax, invirtiendo una fracción de la cifra mencionada, la que habría servido para generar más riqueza a través de mayores ingresos por uso del canal, servicios logísticos, servicios básicos, mantenimiento de equipos, empleo de recursos humanos, contribuciones y transferencia de tecnología. Hasta cuándo la política y la demostración de poder se opondrán al progreso? (O)