Todos los días las noticias encierran hechos de violencia que terminan en muerte. Algunos en modalidades que no han sido muy comunes entre nosotros: por ejemplo los cuerpos chamuscados o incinerados que se han encontrado, las bombas lanzadas o descubiertas antes de que exploten, las personas que estando dentro de su vehículo reciben el impacto de balas, los cadáveres abandonados dentro de sacos y que en algunos casos eran niñas, cuya desaparición había sido denunciada por sus familiares.

Hasta el momento de escribir estas líneas, el último caso es el de la niña de siete años cuyo cadáver apareció dentro de un saco, cerca de su vivienda, en la cooperativa 5 de Diciembre, en Pascuales.

En todos los casos los deudos de las víctimas exigen la investigación que identifique a los culpables y permita su castigo. Ciertamente, es indispensable que estos hechos no queden en la impunidad, que los criminales sientan la sanción de la sociedad y del Estado, pero nada devolverá a esas familias, ni a la sociedad toda, la seguridad y la calma que se necesita para una vida sana y productiva. Es indispensable que los organismos correspondientes trabajen en prevención, investigación permanente y, por supuesto, captura de los culpables. (O)