Apareció otro insultador. Y es que a pesar de que según sus proclamas todos son corazones ardientes, mentes lúcidas, calidez y mucho cariño; lo que no puede faltar como ingrediente fundamental es el insulto, la descalificación, la mofa y el irrespeto a quienes consideran opositores a las políticas gubernamentales.

El señor asesor jurídico de la Presidencia invadió una competencia exclusiva que era del primer mandatario, cual es la de ofender; por lo que el gobernante debería reclamar a su consultor jurídico la inconveniente intromisión. Pero claro, el mal ejemplo es contagioso y el señor asesor con falta de autenticidad, haciendo gala de intolerancia e irrespeto, ha tildado al señor arzobispo de la ciudad de Guayaquil monseñor Antonio Arregui, con la manoseada expresión: “insolente recadero de la derecha”. ¡Qué audacia! ¡Qué sinrazón! ¿Corazones ardientes? ¿Mentes lúcidas? ¿Calidez y mucho cariño? ¡Qué va!, están encolerizados. “La cólera envilece al hombre...”, lo dijo Alfredo Pérez Guerrero (famoso jurista, lingüista y catedrático de Ibarra. 1901-1966).(O)

Guillermo Pérez de Castro, doctor en Jurisprudencia, Quito