Nuestro invitado
Clemente A. Pérez Negrete

Hemos vivido la imposición de un proyecto político que si bien es cierto que ganó en las urnas, también es cierto que jamás nos explicaron que la fórmula era, nada más y nada menos, que una democracia a la venezolana, con lo que se puede afirmar fácilmente que hemos sido víctimas de un engaño del tamaño de una catedral; engaño que ha llegado al punto de pretender que un puñado de ignorantes quieran refundar la república y por supuesto cambiar la historia de manera grosera y antiética (Eloy Alfaro no era socialista, era liberal y de los buenos), inaugurando así la curiosa pero válida “teoría del pantano”, que no es otra cosa que hacernos pensar que antes de la llegada de Correa al poder, el Ecuador era un pantano, más parecido al génesis en sus primeros versículos que a una república con instituciones defectuosas pero perfectibles.

Lo más grave es que nos hicieron un jaque mate a nuestra democracia, nuestra república está en cuidados intensivos, la han intentado asesinar lenta y sistemáticamente, institución por institución, parecería ser que la patria solo es para los militantes de Alianza PAIS, que son los únicos ciudadanos que parecen tener derechos bajo este sistema vergonzoso y humillante piramidal, porque esa militancia insertada en un aparato burocrático obeso ha generado actos escandalosos de corrupción con impunidad asegurada, y por supuesto, no podía faltar el dedo invisible del tirano de Carondelet que maneja a nuestra patria como que si fuera su hacienda.

Si el día de mañana el gremio oficialista decide que es mejor y saludable ser demócratas y dejar las prácticas dictatoriales, y en un ataque de divinidad decidiera retirar el proceso de enmiendas, por ser nocivas para la democracia y regresivas en cuanto a los derechos de los ciudadanos, el efecto sería el mismo, es decir, la gente igual saldría a las calles a protestar contra el régimen, porque muy contrario a lo que ellos piensan, las movilizaciones actuales no se deben a una retaliación de la derecha conservadora, esa es una lectura mediocre y por demás penosa; se debe a que el pueblo se hartó de la misma voz que habla, juzga, condena, desafía, humilla, hace chistes agrios, decide y piensa por el pueblo, esa voz que solo insulta y se ríe cínica y forzosamente para abusar de los fondos públicos sin control alguno.

Perdimos la democracia cuando nosotros como sociedad firmamos un cheque en blanco a un proyecto totalitario sin saberlo. Que nos sirva de lección. Ahora nos toca recuperar el país que han quebrado con obras faraónicas y para eso la mesa de la concertación debe ser una realidad, los actores políticos tienen el rol histórico de volver a la palestra pública, pero siempre unidos, y son esos políticos los llamados a explicarnos cómo salir de este desastre llamado Revolución Ciudadana, que no es otra cosa que una involución ciudadana, un comunismo disfrazado y fracasado a la venezolana, con la diferencia de que es más aburrido que en Venezuela, porque ya sabemos cómo va a terminar.

Con ese Consejo Electoral, con el voto electrónico y con la reelección indefinida, ni así venga el papa Francisco, se haga ecuatoriano y se lance a la Presidencia podría ganarle al mandatario.

Ahora el jaque mate nos toca a nosotros hacerlo y nuestra única jugada está en las calles. (O)