Las autoridades lo han dicho, tenemos un año económicamente difícil, por varios factores que nos encontraron desprotegidos y sin ahorros.

Sin duda, es necesario tomar medidas urgentes y ante la evidencia del problema han surgido algunas sugerencias, la mayoría de las cuales insisten en la necesidad de disminuir el gasto público y de crear incentivos y un ambiente de confianza que inviten, realmente, a invertir e incentivar la producción, de tal manera que los ciudadanos puedan satisfacer sus necesidades básicas sin pasar las fronteras para buscar en Ipiales o en Huaquillas productos al alcance de sus bolsillos.

Es posible que algunas de las ideas propuestas sean consideradas ajenas e impropias de la filosofía sobre la que se concibe la tarea gubernamental, pero el momento requiere obrar con sentido práctico, escuchar, hacer mutuas concesiones y encontrar con urgencia las respuestas que está demandando el presente y que afectarán el futuro de los ecuatorianos. (O)