Siguiendo la tradición latinoamericana (Galeano, Maradona y tantos alrededor nuestro), reconocemos que existe una crisis, pero enseguida surgen los malvados: dolarización y manipuladores que derrumban el precio del petróleo. Nos olvidamos de que el gran culpable es nuestro gobierno, que tomó un camino errado, disimulados tras la cortina del petróleo en 100 dólares, y ahora aparecen con claridad. Desgraciadamente para todos, porque estamos en el mismo barco.

¿Manipuladores en el petróleo? Ciertamente los hay constantemente en todo mercado. Cada uno jala la sábana para su lado, consumidores y productores tienen intenciones y deseos contrarios, lo maravilloso del mercado (con todos sus defectos) es que logra ponerlos de acuerdo y por eso el mundo avanza (no en línea recta, sino con los altos y bajos de cualquier acción humana errada e incierta). Sin duda hubo “manipuladores” (ejemplo, China) que llevaron el precio a 100 dólares y ahí estábamos contentos, de nadie nos quejábamos (pero los países importadores de petróleo sí se quejaban). Ahora otros “manipuladores” (ejemplo, Arabia Saudita cambiando su estrategia y los nuevos productores norteamericanos) lo llevan al piso y es nuestro turno de quejarnos (mientras los importadores sonríen). Así es la vida en mercados estratégicos, globalizados y sensibles (de baja elasticidad en los textos de economía). Es importante estar conscientes de todos los errores petroleros cometidos por el Gobierno: creer que nunca caería el precio, creer que estábamos preparados, nunca creer en los fondos de ahorro, porque las nuevas carreteras eran una excelente contraparte ante la crisis, desperdiciar 1.200 millones en la Refinería del Pacífico, perder tiempo con PDVSA (petrolera venezolana), haber eliminado (para ser soberanos) los contratos petroleros de riesgo a favor de contratos de servicio y ahora todo el riesgo está en nuestras manos cuando el precio no cubre costos (solo la cláusula que difiere pagos a las petroleras fue bien pensada), la incapacidad de negociar adecuadamente con las mineras (tema similar al petrolero), y ahora no entender que un buen acuerdo con las petroleras privadas podría al menos aumentar la producción (que está cayendo).

¿La dolarización? No nos engañemos, es un sistema difícil de manejar en circunstancias de fuerte revalorización del dólar (ejemplo, 3.200 pesos colombianos por dólar frente a 1.700 hace poco… pero, ojo, casi el mismo nivel de 2013 cuando estuvo cerca de 3.000). Inevitablemente tiene pros y contras, pero los conocíamos desde el inicio e hicimos en estos años todo lo necesario para debilitarla (por suerte, es un sistema extremadamente resistente ante los errores estatales): ausencia de fondos de ahorro, exceso de gasto público de muy baja productividad y ya financiado con deuda desde 2013 incluso con altos precios del petróleo, enorme carga regulatoria y controladora, disminución de inversión privada (3 puntos del PIB), salarios demasiado altos frente a la productividad, renuencia a la apertura externa, etcétera.

Tantos errores, pero volvamos a las soluciones. Hay que pensar en pasar el “hueco” (no es un simple bache), pero sobre todo restablecer el mediano plazo. Solo hay un camino: ahorro, trabajo, inversión privada, productividad, confianza, apertura al mundo. Fácil y difícil… justo lo contrario del modelo estatista. (O)