La tensión diplomática entre Colombia y Venezuela se mantiene. Ambos países han llamado a sus embajadores a consulta.

La crisis fronteriza se originó cuando hubo un ataque a militares venezolanos, en medio de una operación para combatir el narcotráfico, y el presidente Maduro lo atribuyó a paramilitares colombianos. A partir de ese momento, los colombianos residentes en Venezuela en la zona de Táchira quedaron expuestos a la deportación y, en algunos casos, a la repatriación voluntaria por temor a ser obligados a abandonar repentinamente sus hogares.

En ambos países hay ciudadanos que piensan que hay políticos utilizando el conflicto y que en Venezuela se podría llegar hasta suspender las elecciones legislativas de noviembre. Y en Colombia, el protagonismo de Uribe en esta coyuntura impulsaría a sus candidatos en las próximas elecciones regionales.

Más allá de las interpretaciones, no hay duda de que los perdedores son miles de seres humanos buscando un lugar sobre la tierra.

Aunque el secretario general de la Unasur ha dicho que el tratado constitutivo les impide intervenir si las partes no lo solicitan, lo deseable sería que los países miembros ofrezcan su intermediación para terminar el conflicto. (O)