La confederación de América del Norte, Central y el Caribe de Fútbol (Concacaf), una de las seis confederaciones pertenecientes a la FIFA despidió a su secretario general, Enrique Sanz, después de realizar una investigación interna por sospechas de corrupción en su contra. El primero de junio el Comité Ejecutivo lo suspendió provisionalmente mientras se realizaba una auditoría, cuyos resultados llevaron a su destitución.

Sanz había sido contratado para reemplazar a Chuck Blazer, quien ante el Departamento de Justicia estadounidense se declaró culpable de crimen organizado, lavado de dinero, evasión tributaria y fraude por medios electrónicos. Antes había trabajado en una empresa de marketing deportivo que fue investigada por haber pagado sobornos a dirigentes del fútbol para obtener derechos de algunos torneos.

El hecho refuerza la impresión de que en el mundo del fútbol, mientras los hinchas discuten, se entusiasman, se desilusionan, gritan y hacen lo imposible por ver jugar a su equipo, las instituciones que rigen y organizan las competencias no están fuera de los tentáculos de la corrupción que oprimen al mundo. La hinchada tiene derecho a exigir juego limpio en todos los aspectos. (O)