Yo sí decía ¿quién será el que espía? ¿Quién será el que hace las escuchas telefónicas? ¿Quién será el que sabe todo lo que tuitean los tuiteros, los blogueros, los facebookeros, los whatsapperos? Porque lo cierto es que todo lo que se habla por teléfono y todo lo que se escribe en las compus, en las tablets, en los iPhones sale de repente a la luz y, encima, se difunde en cadena nacional como prueba del Gobierno de que se está fraguando un golpe blando. Elé.
Entonces, algunos de los afectados fueron a la Senain, que es la Secretaría Nacional de Inteligencia, para ver cómo mismo funciona la inteligencia y si, con tanta inteligencia, pueden escuchar y leer la inteligencia de los otros. Pero golpearon y golpearon la puerta y no les dejaron entrar, porque no pasaron el test de inteligencia que consistía en una sola pregunta: ¿Ante una puerta cerrada, para que le abran, usted: a) ¿golpea? b) ¿timbra? Chuta, y a los pobres ni se les ocurrió timbrar. ¡Qué brutos!
Sin embargo, para que vean que la Senain no tenía secretos, los mismos de la Senain invitaron a un grupo de periodistas para que recorrieran las instalaciones, pero timbrando, algo que los periodistas hicieron para demostrar su inteligencia.
Ustedes me preguntarán ¿y qué encontraron ahí? ¡Qué inteligentes que son! ¡Qué preguntas tan oportunas que hacen! Yo les responderé que lo primero que les sorprendió a los periodistas fue que el edificio en que funciona la Senain ha sido bien chévere, o sea full equipo, con piscina y cancha de tenis. La piscina creo que es para que allí adentro hagan inteligencia submarina en aguas profundas y por eso a los periodistas no se les permitió bañarse, porque hubieran podido interceptar ciertas informaciones subacuáticas que son secretísimas.
Después, los periodistas fueron a la cancha de tenis que vieron también desde lejitos, porque allí se hace inteligencia deportiva, creo.
Por último, como los de inteligencia tienen, como su nombre lo indica, mucha inteligencia, para entrar a la casa a los periodistas les requisaron celulares, computadoras, llaveros, monedas y todo lo que pudiera interferir con la inteligencia que hay en el interior, donde apenas les dejaron caminar por unos pocos cuartos, porque todos los demás son de inteligencia y, por lo tanto, están cerrados para neófitos sin ninguna inteligencia.
Y ya: se fueron nomás los periodistas, aunque salieron mucho más inteligentes de lo que entraron porque el jefe de la Senain les dijo que allí no se espía a nadie sin orden judicial. ¡Uf, qué alivio! ¡Qué inteligente el jefe de la Senain!
Lo cierto es que ahora los de la Senain, que son inteligentísimos, les acusan a los que golpearon la puerta que, por su culpa, han perdido el 43% de inteligencia. ¡Ay no, qué bruto!, de vigilancia, quiero decir.
Pobres los de la Senain. ¡Ya lloro de verles tan desocupados por culpa de los golpistas de puerta que no golpearon con golpes blandos, sino durísimos! Pero como los de la Senain son bien inteligentes, en lugar de tener su inteligency team en tierra está de que formen un water hackin team y se metan a la piscina con traje de buzos para pescar los mensajes inodoros, incoloros e insípidos que manda y recibe el Gobierno sobre el diálogo y con eso ya tienen para recuperar el 43% de la inteligencia que perdieron. ¡Ojalá! (O)