Jóvenes ecuatorianos celebran hoy y mañana su IV Jornada Nacional en Manta, preparación de la Jornada Mundial, en el próximo julio en Cracovia, con el tema “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5, 8).

Jesús en las Bienaventuranzas nos da el compendio del plan de Dios para la felicidad terrena y eterna del hombre. ¿Qué significan en el lenguaje semita de esta bienaventuranza las palabras “corazón limpio”?

Corazón: a) El semita no separa pensamiento de acción: Pensamientos, proyectos y decisiones brotan del corazón. En el salmo 33 se evoca su plan de nuestra salvación, pensado desde siempre por su corazón. Biblistas, como León Dufour, afirman que en la antropología concreta de la Biblia el corazón es la fuente misma de la personalidad consciente, inteligente y libre.

b) Dios no admite una doble personalidad: Una, la del corazón; otra, la de la apariencia. El rostro expresa normalmente lo que hay en el corazón (Eclesiástico 13, 25).

Dios denuncia la doblez (Salmo 28, 3). No se contenta con un culto meramente exterior (Amos 5, 21), con meras palabras (Salmo 78, 3). “El hombre mira las apariencias, pero Yahveh mira al corazón” (1 Samuel, 16) .

Corazón limpio: Jesús no aprecia la pureza meramente ritual, ligada a la exterioridad, por ejemplo, comer sin lavarse las manos. “Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre; lo que sale de dentro –fornicaciones, robos, codicias– hace impuro al hombre” (Marcos 7, 15).

Limpieza de corazón se manifiesta en juzgar primero la propia vida, no hipócritamente la de otros (Mateo 7, 5). El papa Francisco nos invita a descubrir que lo que puede contaminar nuestra razón se halla preferentemente en el campo de nuestras relaciones con la creación y con Dios.

Cuidar el corazón: Cuidar la creación para que el aire, el agua, los alimentos estén incontaminados. Más importante: Cuidar el corazón, para darlo incontaminado al amado(a). Cuidarme como don, mirando con una conciencia recta lo bueno que hay en mí para el otro, exige esfuerzo, como el de la competición deportiva, para ganar el bien del otro. En la cultura de lo provisional, de lo relativo, muchos afirman que lo importante es disfrutar el momento; que no vale la pena comprometerse para toda la vida” .

El corazón, lugar de encuentro del hombre con Dios. Para hallar a Dios “hay que buscarlo con todo el corazón” (Deuteronomio 4, 29). “Amar a Dios con todo el corazón” (Deuteronomio 6, 5). Yahveh sabe que el hombre tiene un corazón rebelde y contumaz (Jeremías 5, 23), por eso crea en el hombre un corazón nuevo; promete darle un corazón de carne (Ezequiel 36, 25). Cumple esta promesa sellando en el corazón de Cristo su alianza definitiva con la humanidad.

Ver a Dios: Por la fe vemos a Dios en la creación (Salmo 19).

La fe, don de Dios: Con la fe nos adherimos de corazón a la verdad del Padre, Cristo. La fe ilumina los ojos del corazón (Efesios 1, 18).

Dios se hizo visible en Jesucristo: “Felipe, quien me ve, ve al Padre” (Juan 14, 9). (O)