En un artículo anterior se recordó que toda la materia observable constituye apenas el 5% de lo que conforma el cosmos. El otro 95% está compuesto por el 25% de materia oscura y por el 70% de energía oscura. Este artículo versa sobre ese 70% al que se ha denominado energía oscura y que es la fuerza responsable de la perenne expansión del cosmos.

¿Expansión del cosmos? Pues sí. En un futuro muy lejano –en billones y billones de años, utilizando una frase mal atribuida al maestro Carl Sagan– todas las estrellas estarán completamente aisladas en el mar del cosmos. Desde sus respectivos planetas no se podrá ver ninguna estrella en el firmamento. Tal asombrosa y triste realidad sucederá porque el Universo está en permanente y exponencial expansión, y porque llegará un momento en que incluso la luz de las estrellas más próximas no podrá alumbrar a estos planetas debido a la distancia que existirá entre ellas.

La eterna expansión del Universo es una conclusión reciente de la cosmología, a la cual se ha arribado por observaciones principalmente realizadas desde el telescopio Hubble a partir de 1998. Pero esto no siempre fue así. Antes de ello se había sostenido precisamente lo opuesto: que la fuerza de la gravedad haría que toda la materia del Universo se atraiga entre sí. Se decía que dicha atracción implicaría una eventual desaceleración de la velocidad de expansión del Universo, al punto que este se volviese estático y, como consecuencia, se comprimiese tan intensamente que llegaría a una nueva singularidad: un nuevo “big bang”. Esta teoría, hoy descartada, se conocía como la teoría del “big crunch” y permitía la ilusoria, pero consoladora, opción de continuos y eternos nuevos comienzos.

Ahora, por el contrario, se conoce que las galaxias están alejándose unas de otras mucho más rápido de lo que se había predicho, y que dicha velocidad de expansión es demasiado alta para que la fuerza de la gravedad pueda desacelerarla. En palabras sencillas, el Universo se expande mas rápidamente de lo que debería hacerlo, según la ley de la gravedad, y no hay nada que lo detenga.

Los teóricos no saben, exactamente, de qué se compone esta fuente de eterna expansión universal que han venido a llamar energía oscura. Para unos, esta energía oscura es una característica innata del espacio que no se diluye con su expansión sino que, por el contrario, aumenta conforme aumente el espacio. Para otros, esta energía no existe como tal; y más bien creen que la teoría de la gravedad está incompleta, a pesar de que, hasta ahora, no ha demostrado ninguna falla en la predicción de los movimientos de las galaxias.

A pesar de esta significativa duda, la ciencia sí que ha podido cuantificar los efectos de la energía oscura en los ritmos de expansión del Universo: se trata nada menos que de la responsable de una eterna expansión que llevará a que, en un futuro muy lejano, aquellos que habiten el cosmos estén verdaderamente solos y se crean –a diferencia de nosotros, pero con toda razón– amos y dueños de su Universo. (O)