En Brasil, el presidente de la Cámara Baja ha anunciado que está analizando llevar adelante un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, por supuestas irregularidades en el financiamiento de su campaña electoral, vinculada a un escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras. Pero el propio presidente de la Cámara ha sido acusado por un empresario de pedir soborno a cambio de contratos con la petrolera. Las acusaciones de soborno se multiplican e incluyen a miembros del Partido de los Trabajadores, al que pertenece la presidenta.

Además, se está investigando al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva por haber usado su influencia para favorecer a Odebrecht. Lula es muy cercano a la presidenta y algunos consideran que es su consejero. La figura judicial de la delación recompensada, que consiste en bajar la condena a cambio de acusar a otros, está dando resultado y podría provocar detenciones inesperadas.

La corrupción ha sumergido a Brasil en una crisis política que le impide dedicarse a resolver problemas urgentes del país, pero es interesante destacar la importancia de una administración de justicia independiente y el deseo ciudadano de castigar la deshonestidad. (O)