Quieren aprovecharse de la visita del papa y del fervor religioso de los ciudadanos para bajar los ánimos por la aplicación de una política antipopular y confiscatoria.

Son cuatro semanas continuas en todo el país en que se han manifestado en las calles, varias decenas de miles de ecuatorianos. Cada medida, cada propuesta política, cada argumento, no hacen más que complicar sus objetivos políticos. La moral de fuerzas gobiernistas se puede medir en las débiles concentraciones realizadas en algunas ciudades para defender al Gobierno. El Ecuador vive un momento particular, frente a expresiones de descontento que se desarrollan en diferentes rincones del país. En las últimas semanas, ecuatorianos rechazaron la pretensión gubernamental de aprobar las leyes de herencia y plusvalía, y que han sido aprovechadas por la derecha tradicional –esa que no está en gobierno– para adjudicarse un grado de representación entre miles de ecuatorianos descontentos. (O)

Engelbert Baque León,
Economista, Guayaquil