La visita del papa actualiza la pregunta ¿qué es política?

Algunos separan la religión cristiana de la política. Han radicalizado la separación hasta convertirla en dogma laico, inscrito en piedra. Ese dogma, borrado con hechos, como la visita del papa Francisco. ¿Cómo explicar las acciones netamente políticas de Francisco, máximo pastor cristiano? Ciertamente son políticas sus intervenciones: - en el acercamiento de Estados Unidos con Cuba; - en el encuentro de Mahmud Abas, presidente de Palestina, con Shimon Peres, presidente de Israel; - su discurso en el Parlamento Europeo; - su insistente afirmación, según la cual la persona humana es más importante que el capital. ¿Ha dejado de ser cierto el aserto de que lo religioso cristiano debe encerrarse en hogares y en sacristías?

Sin la pretensión de borrar con gotas de agua la citada convicción petrificada, distingo dos conceptos de política:

1) Política general es búsqueda del bien común. Bien común es un conjunto de bienes que facilitan la realización de las personas en la sociedad. Unos bienes son materiales, como alimento, vestido, vivienda; otros bienes trascienden lo material, como los valores humanos morales (libertad, responsabilidad, justicia, etcétera), los valores científicos y artísticos.

Todo ciudadano tiene derecho y obligación de ser político; debe empeñarse, desde su realidad concreta personal, en la búsqueda del bien común. Los ciudadanos cristianos saben, o debieran saber, por la fe que Cristo es Dios y hombre. Para honrar a Dios deben cultivar todos los valores humanos. Pueden preferir, de hecho, prefieren unos valores. Una sociedad, o un ciudadano que proclama solo derechos, expresa su inmadurez en reclamos caprichosos.

2) Política de partido. Es la que cultiva en diverso grado los citados bienes. Unos aprecian más los valores materiales; otros aprecian más los valores que trascienden lo material. Recurre a diversos métodos culturales, científicos y técnicos, para buscar y lograr el bien común.

La política de partido tiene dos elementos: 1) La parcialidad. En la búsqueda del bien común privilegia unos valores, por ejemplo: la justicia en desmedro de otros, por ejemplo: la libertad. 2) La búsqueda del poder, para imponer sus valores preferidos desde su visión parcial.

En la preferencia de ciertos valores y métodos científico-técnicos para cultivar esos valores hay una respetable diversidad partidista.

Los miembros del clero deben servir a todos, presentando la globalidad de la persona y de sus valores sociales; deben ayudar –con la luz de Cristo– a descubrir esa globalidad, deben abstenerse de proponer como la mejor –menos aún como la única– su personal preferencia partidista.

En resumen: Los valores humanos no son propiedad exclusiva de partido alguno. Los clérigos debemos hacer política del bien común. Honramos a Cristo, Hijo de Dios hecho hombre, cultivando los valores humanos, especialmente la libertad de comunicación, en cuanto protectora de otros valores. Debemos abstenernos de la política de partido (art. 4 Modus Vivendi). Algunos administradores de bienes sociales pretenden condicionar a clérigos, facilitando servicios no personales, sino sociales. Papa Francisco no busca poder, cultiva la fraternidad de ecuatorianos, concretizada en libertad, responsabilidad y justicia. (O)