El papa Francisco está siendo cada vez más involucrado en los problemas y confrontaciones del Ecuador. Supongo que él debe estar bien informado de lo que sucede día a día aquí en el país, en este día previo a su visita, y cómo se lo está citando, mencionando e invocando.

En una sabatina reciente, la celebrada en el sector del Guasmo en Guayaquil, el presidente citó expresiones y pensamientos del papa y una reciente encíclica, para sustentar la redistribución de la riqueza y los impuestos de las herencias y la plusvalía que se discuten a nivel de la Asamblea Nacional. Grandes carteles con la imagen del papa que han aparecido en las marchas y ahora están en lugares transitados de las ciudades, defienden una y otra tesis de las controversias tributaria y de la política del país. Y un grupo de ciudadanos de las Galápagos visitó la Nunciatura Apostólica en la ciudad de Quito, para entregar una carta dirigida al papa Francisco, pidiéndole que la Iglesia católica intervenga para que el Gobierno Nacional libere al ciudadano detenido hace dos semanas en las manifestaciones en las islas.

La Iglesia católica ha expresado confiar en que la visita del papa tranquilizará a la comunidad ecuatoriana, por las continuas protestas en contra del Gobierno por su iniciativa legislativa; cosa que no creo que suceda. Los papas son, tradicionalmente, excelentes conocedores de la política y la diplomacia, y Francisco ya brilla en esa tradición de modo especial, con su benefactora intercesión en la mejora de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba. Él conoce bien los problemas latinoamericanos, pues nació y creció en nuestro suelo, sin embargo, en primer lugar, es preciso que nadie y ningún sector social o político pretenda apropiarse ni utilizar la imagen carismática e influyente del liderazgo hemisférico del papa. En segundo lugar, lo mejor y adecuado será que se le deje cumplir su función específica de primer sacerdote de la cristiandad, yo diría que en él toda la cristiandad es una sola parroquia. Hay que dejar que se cumpla a cabalidad el objeto principal de su visita, que es darnos a los ecuatorianos el privilegio de celebrar la Eucaristía con el sucesor directo de san Pedro, aquí en nuestro propio suelo, en las misas campales que se celebrarán en Quito y Guayaquil; vamos a tener tiempo después, para continuar con nuestras controversias terrenales.(O)

César Vaca Sánchez, abogado, Guayaquil