Jamás veo televisión, pero me hallaba en la habitación 111 de una clínica, habían encendido aquel artilugio cuando desperté de la anestesia. En la pantalla podía observar la marcha del día 25, escuchar luego el discurso del presidente en Montecristi. Ambos líderes gritaban, usaban la misma gestualidad. Cerré los ojos, empecé a soñar, los imaginé juntos escanciando copas de vino, bromeando, contando chistes, riéndose, llamándose por sus nombres, hasta con diminutivos, recordé haberlos entrevistado antaño a los dos, se habían expresado el uno del otro calificándose como eficaces y trabajadores (he de tener por ahí las grabaciones). No me interesan las diferencias ideológicas entre Alianza PAIS y el Partido Social Cristiano, solo recuerdo que aquellos dos líderes son cristianos, humanistas, progresistas, consecuentemente hijos del mismo Dios, sujetos a los mismos mandamientos. Adversario no significa enemigo. Siento simpatía para ambos, almorcé varias veces con el presidente, lo ayudé cuando era estudiante, nos une el mismo afecto por Alberto Cortez, juntos hemos bebido el vino tinto que es bebida de amigos. Asimismo podría tener amistad con el alcalde de Quito, de Cuenca, Manta o Machala, de donde sea, sin que importase su afiliación política. Fui amigo, al final de su vida, de Pancho Jaime, ayudé a sus familiares, tuve una cálida relación con integrantes de Alfaro Vive Carajo, dediqué en el diario Expreso una columna a Juan Cuvi y sus amigos cuando me enteré de que habían sido torturados o maltratados en la Penitenciaría del Litoral, barbaridad que me indignó.

En diversas oportunidades desayuné con Jaime Nebot, él va realizando una excelente labor como alcalde, solo un ciego no podría notar la diferencia entre su gestión y la, por ejemplo, de Elsa Bucaram con su mortal trampolín. Nadie tampoco podría negar que Rafael subió los sueldos, hizo que la gente pagara sus impuestos, que durante su gobierno hubo sustancial inversión para infraestructura de entidades públicas, carreteras, seguridad y desarrollo social, produjo grandes cambios políticos y estructurales en el país mediante la aprobación de nuevas leyes como el Código monetario y financiero sin encarecer la gasolina. El problema es que ambos son chúcaros, inteligentes, pero piensan que las diferencias ideológicas tienen fronteras intransitables. Hay que unir a la gente, no dividirla, peor permitir que se enfrenten hasta odiarse quienes tienen más y quienes tienen menos. Estamos de acuerdo en que hubo errores de ambos lados. Tanto Jaime como Rafael tienen temperamentos que bullen, se incendian, se desbordan pudiendo suscitar graves conflictos, pero las diferencias están hechas para ser transadas; hay situaciones en las que quien cede puede convertirse en el más noble contrincante. Las leyes son susceptibles de ser modificadas o sometidas al criterio de la mayoría. Las ocurridas caricaturas de Bonil adquirieron fama internacional por la importancia que les dio el presidente, las que los humoristas franceses dedicaron a François Hollande fueron mil veces más virulentas, pero el primer mandatario de Francia las ignoró. En cambio, sabemos lo que sucedió cuando dichos humoristas atacaron a Mahoma. Yo no soy Charlie, tampoco estoy en contra de él, soy un ser humano entre millones, una opinión entre tantas. (O)