Leopoldo López, el líder de la oposición venezolana, levantó ayer su huelga de hambre que duraba ya treinta días. Lo hizo después de que el Consejo Nacional Electoral anunció que fijaba la fecha para las elecciones parlamentarias para el 6 de diciembre. A la huelga de López se habían sumado varios opositores. Hoy, todos tienen claro que aún deben luchar para conseguir que el proceso electoral sea limpio y justo.

López permanece en la prisión de Ramo Verde desde hace un año y tres meses. Durante todo este tiempo lo ha acompañado la presencia militante de su esposa, sus compañeros de tendencia política y la opinión internacional a favor de la democracia.

Cuando los gobernantes no oyen la voz de los ciudadanos, cuando las diversas formas de expresión fracasan, es necesario que surjan los líderes que anteponen su defensa de los principios democráticos y de las libertades no solo a sus intereses personales, sino, como en el caso de López, a su propia salud y supervivencia. Pero los líderes necesitan el acompañamiento ciudadano, no solo en los momentos extremos, sino de manera perseverante y sostenida hasta que se restablezca el respeto a las leyes, las libertades y la justicia. (O)