¿Desde cuándo un viaje congresal de reconocimiento se convirtió en un vergonzoso viaje pagado?

Diez integrantes de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y 32 de sus empleados deberían ponderar esa interrogante ahora que investigadores éticos han concluido que una compañía petrolera paraestatal de Azerbaiyán financió, secretamente, su viaje con todo pagado hasta Bakú, hace dos años. Eso sería una violación de las reglas éticas de la Cámara de Representantes y de la ley federal contra la intromisión de gobiernos extranjeros en la política estadounidense.

Según un informe de la Oficina de Ética Congresal (OEC), que obtuvo este mes The Washington Post, a quienes viajaron con los gastos pagados los agasajaron y colmaron de regalos durante su visita a Bakú; recibieron juegos de té de cristal, pañuelos de seda, tapetes azerbaiyanos y miles de dólares en tarifas de hotel y de avión que pagó Socar, la Compañía Petrolera Estatal de la República de Azerbaiyán. Dos organismos no lucrativos con sede en Texas, que promueven las relaciones entre Estados Unidos y Azerbaiyán, actuaron como conductos mediante los cuales se supone que Socar canalizó 750.000 dólares para pagar la cuenta mientras ocultaban el papel de la compañía, dijeron los investigadores.

El viaje y su análisis posterior dan una idea de cómo funciona el proceso de la ética en la Cámara de Representantes, o no funciona. Los legisladores dijeron que tuvieron cuidado de primero despejar la invitación a Bakú con la preaprobación del Comité de Ética de la Cámara de Representantes, una entidad independiente que investiga denuncias externas y se creó hace siete años, después de los escándalos de los viajes congresales pagados, asociados al supercabildeador Jack Abramoff.

En parte, la Oficina de Ética Congresal se creó debido al débil historial de vigilancia y aplicación de la ley. Ello molestó a muchos legisladores, pero los viajes pagados por Azerbaiyán han demostrado su valía. En este caso, encontró presuntas violaciones a las reglas de ética y a la ley, a pesar de la aprobación inicial del viaje por parte del Comité de Ética. En un momento, según las conclusiones reportadas, integrantes de dicho Comité buscaron detener la investigación de la oficina independiente y realizarla él mismo. La OEC declinó la solicitud.

Falta ver cómo evoluciona la investigación. Lo que ya está claro es la necesidad de que el Comité de Ética realice un escrutinio muchísimo mayor a las propuestas de viajes y a sus verdaderos patrocinadores cuando los legisladores busquen la cobertura de la preaprobación. Entre tanto, el Comité debe continuar con su papel vital de proporcionar supervisión y mantener la vigilancia independiente a la Cámara de Representantes.

© 2015 New York Times
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