Quiero agradecer al señor lector doctor Ángel Viteri Ayala por ser lector de mi columna Reloj de arena, que aparece habitualmente los domingos en el Diario EL UNIVERSO, por sus amables expresiones hacia este periodista y por su preocupación por el basquetbol guayaquileño, en trance de desaparición total.

Mi columna de opinión deportiva del 19 de abril estaba dirigida a rendir un homenaje de admiración y solidaridad a Jorge Mejía Zunino, una de las figuras legendarias de este deporte, a través de su actuación en las selecciones nacionales, provinciales, del colegio San José La Salle y de la Liga Deportiva Estudiantil, equipo con el que fue campeón en nueve de diez torneos de la Federación Deportiva del Guayas en la década de los años sesenta. No se trataba de una historia sucinta del baloncesto guayaquileño, y en la columna nombré a varios jugadores que hoy son parte de la historia.

La omisión de Pablo Sandiford Amador no fue deliberada sino meramente casual. En mi larga carrera de periodista yo he escrito muchas veces de tan grande estrella, especialmente en la columna Anécdotas del domingo, que se publicó en el Diario EL UNIVERSO entre 1990 y 1998. Soy parte de una generación que vivió los instantes cimeros de la era dorada del coliseo Huancavilca, en la que Pablo Sandiford mostró sus extraordinarias virtudes que lo llevaron a ser una leyenda del basquetbol sudamericano. No tengo para él sino gratitud por todo lo que me hizo vivir como aficionado, con todas las camisetas que vistió.

Me complace que el doctor Viteri recuerde a la formidable Araña Negra y los homenajes que recibió en varios países de Sudamérica. En un futuro, en una columna especial, haré honor a su trayectoria. (O)

Ricardo Vasconcellos Rosado, periodista, abogado, articulista; Guayaqui