El poder es una expresión del narcisismo y quien lo concentra exige la sumisión y la invisibilidad de sus colaboradores. La comunicación del Gobierno privilegia la imagen presidencial de la RC, pero aparte de RC hay también otros colaboradores.

Salvo error u omisión, existen 6 ministerios de Coordinación, 22 ministerios “normales” y más de 28 secretarías nacionales. De los 6 supraministros, 4 son los de mayor importancia y todos son quiteños: de Política Económica, de Desarrollo Social, de Sectores Estratégicos, y de Conocimiento y Talento Humano, a cargo, respectivamente, de Patricio Rivera, Cecilia Vaca, Rafael Bonilla y Andrés Aráuz. Los otros 2 son Nathalie Celi, de Producción y Competitividad, de Portoviejo; y César Navas, de Seguridad, de Guayaquil.

De los 22 ministros “normales” hay 3 costeños y son: Lorena Tapia, del Medio Ambiente; Paola Carvajal, de Obras Públicas, y Ricardo Patiño, de Cancillería. Los otros 19 ministros son todos, por su nacimiento, serranos; pero como algún lector encontró ofensivo este gentilicio, diré mejor que son del interior, comenzando por el ministro del Interior que es Serrano, me refiero a su apellido; los otros 18 son: Ponce, de Agricultura; Long, de Cultura; Ontaneda, del Deporte; Duarte, de Vivienda; Herrera, de Finanzas; Zúñiga, de Justicia; Merizalde, de Hidrocarburos; Aulestia, de Comercio; Vance, de Salud; Espín, de Telecomunicaciones; Espinosa, de Educación, y Córdova, de Minería, van 13 de Quito. Cordero, de Defensa; Tola, de Inclusión; Albornoz, de Electricidad, y Carrasco, de Trabajo, total 4 de Cuenca; Naranjo, de Turismo, y Egas, de Industrias, son nacidos en Ambato y Cayambe, respectivamente. Habiendo en Ecuador más costeños que serranos, 3 de 22 no es normal. O hay un sesgo regional en este Gobierno y Alianza PAIS debe llamarse Alianza Región, o los del interior son mucho más capaces, en cuyo caso los ministros de Talento Humano, Cultura y Educación, los 3 de Quito, deben ser reemplazados por una gestión más equitativa que revierta, por ejemplo, la concentración de becas en la Sierra, que hace años se hacía descaradamente en alto grado y ahora se hace pseudocientíficamente en grado superlativo.

En cuanto a las secretarías nacionales (SN), su lista completa no cabría en este artículo, hay la SN del Agua, del Mar, de la Juventud, de la Niñez, de Deportes, SN Jurídica, del Buen Vivir, más un largo etcétera con que dan “trabajo” a los burócratas. Pronto tendremos la SN de la Viudez, del Aire, del Estrés, del Buen Morir y de tantas otras ocurrencias en las que el Gobierno dilapida nuestros impuestos. Quien produce y los paga es egoísta, quien se los gasta es servidor y piensa en el bien público.

Ideológicamente se tiene a los capitalinos por gente de izquierda, cómo entonces no les preocupa la equidad regional. El ministro Ponce, por ejemplo, tiene fama de rojo, ¿por qué no cambia la sede de su ministerio a Guayaquil?, centro geográfico de la producción agrícola. En vez de eso eliminará al Banco de Fomento y llevará la sede de su remplazo a Quevedo, cerca de Sto. Domingo y de Quito. ¿Por qué las carreteras que sirven al sector agrícola son de terror y las que atienden al sector hotelero de la Sierra, de maravillas? Yo quiero otro país. (O)