La huelga de hambre que el líder opositor Leopoldo López ha iniciado esta semana, como manifestación de protesta por los serios cuestionamientos a su encarcelamiento y al proceso penal que el régimen de Nicolás Maduro impulsa en su contra, es un nuevo SOS que el pueblo venezolano lanza a la comunidad internacional.

Ya hemos expresado en ocasiones anteriores los serios reparos que tenemos respecto de los estándares democráticos y de respeto a los derechos humanos del gobierno de la revolución bolivariana.

Las imágenes de la represión contra las protestas, los procesos judiciales sumarios, las detenciones sin juicio previo a alcaldes y líderes de oposición, la persecución a la agonizante prensa independiente, así como las decisiones del sistema interamericano de derechos humanos y del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, que han sido desconocidos y rechazados por el oficialismo, solo confirman nuestras sospechas de que en Venezuela se viven capítulos lamentables para Latinoamérica y el mundo.

No hay revolución ni proceso de cambio civilizado que justifique la pérdida de vidas humanas ni la violación de derechos humanos fundamentales. Y menos si vienen de una izquierda que sufrió en carne propia dichas violaciones durante las también lamentables dictaduras militares de los años 70.

¿Qué más tiene que ocurrir en Venezuela para que el gobierno entienda que ha llegado el momento de una transición, pacífica, por la vía electoral?

¿Es que acaso no entiende que seguir reprimiendo y difiriendo las elecciones parlamentarias solo calentará más el ambiente, forzándolo a un estallido social?

¿Cuánto tiempo más nuestros gobiernos permanecerán impávidos viendo cómo Venezuela se hunde, como el Titanic, con millones de pasajeros a bordo?

¿Es que realmente creen que lo van a “quebrar” a Leopoldo López? ¿Están dispuestos a tensar tanto la cuerda, al punto de poner en riesgo su vida?

¿Es que la droga del poder les hace creer que con la muerte de Leopoldo López podría llegar paz a Venezuela? ¿Que con su muerte moriría la lucha de millones de venezolanos por el progreso y por las libertades?

Realmente me cuesta creer que en pleno siglo XXI, en la otrora potencia petrolera de América Latina, se esté desarrollando un capítulo tan vergonzoso, que enluta a todo ciudadano libre.

Desde esta columna elevamos una oración por la vida de Leopoldo López y de tantos otros prisioneros políticos, encarcelados por pensar diferente; por el sufrimiento de sus familias, y por la paz y reconciliación del hermano pueblo de Venezuela.

Que la razón y la misericordia irrumpan en las cabezas y almas de quienes, desde el poder o sus cercanías, tengan la posibilidad de forzar un giro democrático en la conducción de Venezuela. (O)

¿Es que la droga del poder les hace creer que con la muerte de Leopoldo López podría llegar paz a Venezuela? ¿Que con su muerte moriría la lucha de millones de venezolanos por el progreso y por las libertades?